1.- Introduccíon: Che Guevara, Símbolo de Lucha

Posted by SOCIALISMO REVOLUCIONARIO On miércoles, 28 de noviembre de 2007 0 comentarios


Tony Saunois
Comité por una Internacional de los Trabajadores, CIT.



Durante 1996 y 1997 se han publicado numerosos libros, revistas y artículos sobre Ernesto Che Guevara para conmemorar el treinta aniversario de su ejecución. Por todo el mundo se le conoce simplemente como el 'Che'. Este apodo se lo dieron amigos y compañeros de lucha cuando se encontraba en Méjico en los años 50. Che es un término común en Argentina, su país natal. En 1997 ha vuelto a verse a jóvenes de América Latina y Europa con camisetas del Che y carteles con su retrato.


Algunos periodistas pro-capitalistas superficiales y cínicos han intentado restarle importancia a este interés reavivado en el Che, intentando describir falsamente este fenómeno como un mero deseo de identificarse con el así llamado estilo de vida permisivo asociado a los años 60.
El Che Guevara posee, sin duda, un atractivo romántico y cultural para muchos jóvenes que se identifican con su imagen "rebelde".
Pero aún más importante es que el renovado interés por el Che Guevara refleja el atractivo que siempre tuvo para todos aquellos que buscaban una forma de cambiar la sociedad y terminar con la explotación del capitalismo y el imperialismo. Son muchos los que ven al Che y Cuba como símbolo de resistencia. La nueva generación que ostenta en público su apoyo al Che Guevara refleja el comienzo de una búsqueda de ideas socialistas revolucionarias que ofrezcan una sociedad alternativa viable al capitalismo.

¿Por qué, entonces, el Comité por una Internacional Obrera (CIO) edita una revista sobre el Che y Cuba cuando ya se ha escrito tanto sobre este tema internacionalmente?
Dejando a un lado los artículos cínicos y, en ocasiones, frívolos aparecidos en muchos periódicos y revistas, ya se han editado algunos libros y biografías serios. Che Guevara- Una Vida Revolucionaria, del periodista y escritor norteamericano Jon Lee Anderson, es una biografía amena y bien documentada. Así también lo es Ernesto Guevara, también conocido como El Che, del escritor mejicano Paco Ignacio Taibo.

A pesar de los estudios e investigaciones exhaustivos que estos autores han llevado a cabo, sus trabajos, inevitablemente, tienen una carencia. No trazan un balance político de las lecciones de la contribución del Che al movimiento revolucionario que pueda ayudar en la lucha contra el capitalismo y el imperialismo hoy. Estos autores, aunque aportan una valiosa contribución histórica, no pueden llevar a cabo esta tarea. La razón es bien simple; no son participantes activos en la lucha para derrocar el capitalismo y reemplazarlo con el socialismo.

El CIT edita esta revista sobre el Che y la Revolución Cubana de 1959 para contribuir en la tarea de construir una organización socialista revolucionaria internacional que pueda derrocar el capitalismo y el imperialismo. La historia nunca se repite exactamente de la misma forma. Sin embargo, existen importantes lecciones de las luchas y revoluciones previas que todos los que luchan por el socialismo hoy deben aprender si quieren que esta lucha tenga éxito.
Es éste el motivo por el que se publica ahora esta revista. La Revolución Cubana y, en particular, la contribución que a ella hizo el Che Guevara, contiene muchas lecciones para la lucha contra la explotación que tiene lugar actualmente, especialmente en América Latina, África y Oriente Medio.

Para hacer balance es necesario no sólo seguir los acontecimientos históricos que tuvieron lugar, sino también discutir las ideas y los métodos defendidos por las figuras centrales implicadas en estos acontecimientos. Esta revista pretende ser una contribución para la discusión de las experiencias, ideas y métodos de lucha que se desarrollaron durante la revolución en la cual el Che jugó un papel protagonista.

Por consiguiente, esta revista no aspira a convertirse en una biografía personal detallada de la vida del Che. Muchos aspectos de su vida, incluídos sus dos matrimonios, no son tratados aquí, aunque cuestiones personales de esta índole constituyen aspectos importantes en la formación de cualquier personalidad y tuvieron un peso en su evolución política. Tampoco ha sido posible hacer un informe exhaustivo de todos los acontecimientos históricos que sucedieron y en los cuales participó el Che. Los lectores tendrán que estudiar otras biografías y obras sobre Cuba, el Che y la Revolución Cubana para conseguir dicha información.
En el treinta aniversario de su muerte es necesario rememorar la lucha heroica y sacrificada que el Che mantuvo contra el capitalismo y el imperialismo.

Se opuso de forma implacable a la explotación capitalista y luchó contra ella. Se vio atraído por el socialismo fundamentalmente como resultado de sus propias experiencias, motivado por el anhelo de ver su victoria en todo el mundo. Al principio miró a la URSS y a la Europa del Este como sociedades socialistas alternativas. Esto lo hizo desde "una distancia". Posteriormente, su experiencia de primera mano de aquellos regímenes burocráticos que gobernaban en nombre del socialismo le repelió.

Comprometido a la vida de un revolucionario en la mitad de su veintena, la lucha por la revolución internacional habría de costarle la vida a la edad de 39 años. Dirigió con el ejemplo y fue un internacionalista incorruptible. Debido a estas cualidades, continúa siendo fuente de inspiración como un símbolo de lucha contra la opresión y la explotación.

Guerrillerismo

Al mismo tiempo, sus ideas no estaban plenamente perfiladas en el sentido de poseer una comprensión profunda del marxismo. Fueron sus ideas sobre el guerrillerismo las que tuvieron un peso decisivo en la Revolución Cubana y en los acontecimientos subsiguientes, especialmente en América Latina. Su defensa de estas ideas como método de lucha a ser adoptado por toda América Latina las convirtieron en centro de debate en el movimiento socialista revolucionario por todo el continente y más allá de sus fronteras. Estas ideas del Che son discutidas en esta revista puesto que contienen importantes lecciones para la lucha de hoy contra el capitalismo y el imperialismo.

El Che desarrolló otras ideas sobre la economía y también sobre lo que él denominó como "socialismo y el nuevo hombre", que se centraba en cómo se podía desarrollar la actitud de la gente hacia la sociedad tras el derrocamiento del capitalismo. Estos trabajos reflejan algunos de los temas con los que tuvo que tratar después de la revolución de 1959 pero, debido a las limitaciones de espacio, no ha sido posible tratarlos en esta revista.
Un estudio de la vida del Che demuestra que sus ideas se desarrollaron en un periodo prolongado de tiempo, a menudo como resultado de su propia experiencia. Murió a la relativamente joven edad de 39 años. Está claro que continuaba desarrollando sus ideas al tiempo de su muerte. Existe un cierto paralelismo al respecto entre el Che y Malcolm X y George Jackson en Estados Unidos.

Ante las dificultades de la situación en Cuba y los horrores de los que fue testigo en sus visitas detrás del 'telón de acero' a la URSS y Europa del Este, parecía estar buscando una alternativa y empezó a explorar otras ideas. Comenzó a leer algunos escritos de León Trotsky algunos años antes de su muerte. Aquí sólo podemos plantear a nivel especulativo la pregunta: si hubiese continuado sus estudios de las ideas de Trotsky, ¿habría llegado a abrazarlas?
En 1964 estuvo en Moscú para asistir a las celebraciones en conmemoración del 47 aniversario de la Revolución Rusa. Durante esta visita no sólo protestó por el estilo de vida de los oficiales rusos, sino que argumentó que en el plano económico "...los soviets se encuentran en un callejón sin salida económico, dominados por la burocracia".

La casta burocrática en China en esa época estaba adoptando un "rostro más radical" a nivel internacional en un esfuerzo por lograr apoyo tras la ruptura que había tenido lugar entre ella y la burocracia soviética. Esto sucedió debido un enfrentamiento por estrechos intereses nacionales entre los dos regímenes.

El Che se vio atraído hacia la burocracia china debido al "rostro radical" que adoptó durante este periodo y también por la victoria del ejército campesino en 1949. Esto parecía ser una confirmación de su propio análisis. Sin embargo, también comenzó a explorar las ideas de León Trotsky. En Moscú se le tachó de "pro-chino" y "trotskista". Consciente de estas denuncias, el Che hizo referencia a ellas en un encuentro que tuvo lugar en la embajada cubana con estudiantes cubanos. El incidente está narrado en la biografía de Paco Ignacio Taibo.
El Che comentó: "... he expresado opiniones que podrían aproximarse al lado chino... y también otras mezcladas con trotskismo han surgido. Dicen que los chinos son fraccionalistas, y también los trotskistas y yo mismo". Y añade:"Opinión que debe ser destruida con porras es opinión que nos trae una ventaja. No es posible destruir opiniones con porras y es precisamente esto lo que es la raíz de la inteligencia ... está claro que pueden aprenderse una serie de cosas del pensamiento de Trotsky".

Trotskismo

No existe ninguna evidencia de qué conclusiones estaba sacando el Che de la lectura de los escritos de Trotsky y nunca propugnó ideas por las que se saque la conclusión de que abrazara el trotskismo.
No obstante, sí profundizó en su estudio. Justo antes de su muerte en 1967 el intelectual francés Regis Debray, que se encontraba en Bolivia colaborando con las tropas de Guevara por aquel tiempo, le dio algunos libros de Trotsky.
Durante este periodo, la corriente dominante que se suscribía al trotskismo fracasó a la hora de comprometerse en un diálogo y discusión política abierta que planteara ayudar al Che a desarrollar y profundizar las ideas sobre la revolución socialista. Se limitaron meramente a apoyar y alentar las ideas sobre el guerrillerismo que el Che propugnaba, y le dieron apoyo al régimen de Fidel Castro.

Esto fue combatido en esa época por algunos activistas dentro del movimiento trotskista, entre los que se incluyen las por aquel entonces pequeñas fuerzas de marxistas británicos organizados en Militant (actualmente Socialist Party) que posteriormente fundaron el Comité por una Internacional Obrera (CIO). En 1960, en la época de los turbulentos acontecimientos en Cuba, los miembros de Militant acogieron con entusiasmo la revolución y el derrocamiento de Batista, pero también explicaron el carácter del nuevo régimen que se desarrollaba y la necesidad de orientarse a la clase obrera para desarrollar la revolución por toda América Latina.

Más tarde Peter Taaffe, en un artículo publicado en el número 390 del periódico británico Militant, explicaba los procesos que se habían desarrollado en Cuba: "Castro y Guevara se basaban en el campesinado y en la población rural. La clase obrera sólo entró en la lucha a través de la huelga general en La Habana, cuando las guerrillas ya habían triunfado y Batista huía para salvar su vida". Explicando cómo esta base rural moduló todo el carácter del movimiento, continuaba describiendo cómo se desarrolló la revolución, terminando con la abolición del capitalismo y la propiedad privada de la tierra de los grandes terratenientes pero "debido a las fuerzas implicadas -un ejército predominantemente campesino", el nuevo régimen carecía de control y gestión democrática consciente de la economía por parte de la clase trabajadora.
A pesar de encontrarse con algunas ideas trotskistas en su búsqueda de una alternativa, el Che desafortunadamente no abrazó las ideas alternativas ni los métodos del trotskismo. No obstante, sus acciones bastaron para provocar una reacción en el Kremlin y en todas partes. En Cuba y entre las masas latinoamericanas, el Che era un héroe cuyo ejemplo revolucionario debería ser emulado. Entre los círculos gobernantes de la burocracia en Moscú fue tachado de "aventurero", "pro-chino" y, lo que es peor, de "trotskista". La clase dominante de los países capitalistas odiaba todo lo que él defendía y por lo que luchó.

El Che fue ejecutado por aquellos que estaban resueltos a defender a los ricos y poderosos. Su imagen perdura como un símbolo de lucha contra la opresión. Ahora que han estallado protestas contra las políticas 'neo-liberales' y el mercado en Latinoamérica, aún es corriente encontrar pintadas de jóvenes en las paredes donde puede leerse "El Che Vive". Para conmemorar el aniversario de su ejecución, todos los que luchan contra la explotación capitalista a nivel internacional deberían aprender importantes lecciones de sus ideas y experiencias para conseguir la victoria que él deseó: la socialista. Esta revista está pensado como una contribución que ayude en esa lucha.

Tony Saunois Septiembre 1997


2.- Un Comienzo Bohemio

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Quizás pueda considerarse propio de un argentino poseer una plantación de yerba mate como la que Ernesto Guevara Lynch tenía en la remota jungla de Misiones en la frontera con Paraguay y Brasil. Los chilenos son renombrados bebedores de té y los brasileños de café. Los argentinos consumen con entusiasmo un té de hierbas amargo a lo largo del día, mientras trabajan o se relajan con los amigos.

Ernesto Guevara Lynch era el bisnieto de uno de los hombres más ricos de Suramérica cuyos antepasados entroncaban con la nobleza española e irlandesa. La mayor parte de la fortuna familiar se había perdido generaciones atrás y Guevara Lynch invirtió todo lo que tenía en la plantación de yerba mate, con la que pensaba hacer fortuna. En 1927 conoció y se casó con Cecilia de la Serna, una argentina también con antepasados provenientes de la nobleza española.
El primero de cuatro hijos, Ernesto habría de hacerse conocido a nivel mundial como el renombrado revolucionario Che Guevara. Como revolucionario que pasó la mayor parte de su vida en la actividad clandestina, no es de extrañar que tuviera que falsificar certificados de nacimiento y defunción.

Ernesto nació en realidad un mes antes del 14 de junio de 1928 que acredita su certificado de nacimiento. Esta falsificación se hizo necesaria porque su madre estaba embarazada de tres meses el día que se casó. El Che fue ejecutado el 8 de octubre de 1967 en Bolivia a manos de la Agencia de Inteligencia Central de los Estados Unidos (CIA) y del ejército boliviano.
Treinta años después de su ejecución el nombre del Che Guevara sigue vivo por toda América Latina y más allá de sus fronteras. El Che ha dejado una poderosa tradición como internacionalista y sacrificado revolucionario que actúa como símbolo de inspiración y lucha contra la explotación.

En el treinta aniversario de su ejecución es legítimo que los revolucionarios saluden las cualidades del Che como símbolo de lucha contra la opresión y reconozcan el papel heroico que jugó en la Revolución Cubana de 1959. La lucha guerrillera, basada fundamentalmente en los campesinos más oprimidos de Cuba, terminó con el derrocamiento de la odiada dictadura de Batista.
Esto fue posible debido a la situación concreta que existía en Cuba y en otros países de América Central y el Caribe. No fue posible que el Che repitiera con éxito la experiencia de la revolución en otros países de América Latina donde existían condiciones diferentes, concretamente una población urbana más poderosa y una población rural más pequeña que la de América Central.
El intento del Che de aplicar los mismos métodos que utilizó en Cuba plantea una importante pregunta sobre sus ideas y métodos que necesitan ser discutidas y analizadas por los socialistas revolucionarios.

Educación

El Che no entró de inmediato en la actividad política. Como reflejo de su educación burguesa de compasión por el pobre y el enfermo, se inclinó inicialmente hacia la medicina y finalmente se graduó como médico en la Facultad de Medicina de Buenos Aires en 1953.
Su familia se había trasladado de Misiones a Córdoba en parte por motivos de negocios y también para intentar aliviar el asma crónica que padecía el Che mediante un cambio de clima. Finalmente se mudaron a Buenos Aires en 1947 donde sus padres acabaron separándose.

El asma habría de perseguir al Che a lo largo de su vida. Su efecto paralizante hizo más meritosa la lucha guerrillera en la que finalmente se habría de comprometer. Como muchas de estas discapacidades, tuvo un efecto en modelar su desarrollo temprano. A menudo incapaz de caminar y confinado en una cama, desarrolló un intenso interés por la lectura y el aprendizaje del ajedrez. A la vez que luchó con energía para superar esta discapacidad e insistía en practicar deporte, se convirtió en una especie de solitario que pasaba gran parte de su tiempo leyendo y estudiando. A esto contribuyó la separación de sus padres, la muerte de su abuela y los problemas financieros que la familia afrontaba entonces.
En la universidad, el Che se sintió atraído hacia una lectura más politizada aunque no participó activamente en la vida política. Comenzó a hurgar en las ideas socialistas y, según consta en sus propias memorias, estudió algo de Marx, Engels y Lenin junto con algún material de Stalin. También leyó a los novelistas Zola y Jack London y a socialistas argentinos como Alfredo Palacios. Su pasión por la poesía se satisfacía, entre otras, con las obras del escritor chileno y miembro del Partido Comunista Pablo Neruda, y del poeta de la Guerra Civil española Lorca.

Sin embargo, a pesar de su recién descubierta curiosidad por las ideas socialistas, no se implicó en la actividad política más allá de discutir con algunos miembros de las Juventudes Comunistas y otros grupos de izquierda. Según un informe, se afilió a las Juventudes Peronistas (un movimiento argentino nacionalista y populista dirigido por el General Perón) como medio de obtener más facilidades de acceso a la biblioteca universitaria.

Considerado como radical y franco por todos los que le conocieron, no obstante carecía de ideas coherentes y maduras y, ciertamente, no se consideraba marxista. Su principal objetivo seguía siendo licenciarse en medicina con la idea de ayudar a los enfermos y a los pobres. Sin embargo, dentro de él empezaba a desarrollarse una pasión por viajar. Al principio lo hizo dentro de la propia Argentina y, más tarde, realizó dos viajes en los que recorrió Latinoamérica y, posteriormente, traspasó sus fronteras.

Viajes de Descubrimiento

Las experiencias con las que tropezó durante esta odisea cambiaron su percepción sobre las tareas necesarias para poner fin a la pobreza y la explotación. Fue durante las aventuras y acontecimientos de los que fue testigo en estos viajes cuando el Che finalmente abrazó las ideas socialistas.
El primer viaje importante del Che tuvo lugar durante 1950, cuando recorrió extensamente toda Argentina. Por primera vez presenció la enorme división social existente en el país. Evidentemente ya había visto la pobreza antes, en Buenos Aires, pero era la primera vez que veía el carácter dual de gran parte de Suramérica. Buenos Aires era una de las ciudades más europeas del Suramérica y esto se refleja en su cultura y estilo de vida. Durante este viaje se adentró en los centros más atrasados y socialmente más deprimidos que existían en Argentina en esa época.

Mucho de lo que vio en los hospitales que visitó y entre lo más oprimido de la pobreza rural con la que contactó se contemplaba a través de los ojos de un aspirante a médico. La conclusión que el Che sacó de estas experiencias era que la moderna nación argentina era una "lujosa fachada" bajo la cual subyacía el "alma" real, un alma podrida y enferma.

El primer viaje internacional del Che tuvo lugar en 1952 y el segundo durante 1953-4. Estos viajes tuvieron un efecto más profundo y, finalmente, hicieron cambiar el rumbo de toda su vida, especialmente su segunda odisea por el continente.
Nadie puede escapar a las consecuencias de las poderosas convulsiones y agitaciones sociales. Es verdad que algunos individuos, especialmente los de procedencia burguesa, pueden contentarse con tan sólo observar tales acontecimientos. Otros se ven crecientemente arrastrados por los grandes acontecimientos y luchas sociales entre las clases. El Che Guevara se contentó con jugar el papel de observador al comienzo de su viaje, pero en su progreso se vio finalmente arrastrado a la lucha revolucionaria que finalmente le costó la vida.

Al principio de su andadura, él y su compañero de viaje, Alberto, se mostraban más interesados en pasarlo bien y en adquirir alguna experiencia médica mientras recorrían Suramérica en un Harley Davidson. La obra recientemente publicada del Che,Diarios de Motocicleta, proporciona ejemplos más que adecuados de esto. Peleas de borrachera, encuentros románticos y otras aventuras "juveniles" dominaron el viaje que realizaban por todo el continente. Cuando cruzaron la frontera hacia Chile se hicieron pasar por leprólogos. Los periódicos locales de las ciudades y pueblos por los que pasaron llegaron incluso a informar del viaje de los dos jóvenes aventureros. El diario local de Temuco publicó el titular ‘Dos Argentinos Expertos en Leprología Viajan por Suramérica en Motocicleta’.

Con frecuencia tuvieron que salir huyendo de ciudades y pueblos de la localidad tras provocar las iras de los campesinos, especialmente de los padres con hijas atractivas. Durante su primer viaje, el Che vivió una existencia predominantemente bohemia y despreocupada por la que ya era conocido como estudiante en la universidad de Buenos Aires. Se trataba de un estilo de vida que se hizo posible gracias a la relativa prosperidad de su familia de clase media. A la vez, esto también reflejaba el espíritu independiente que marcó su carácter.

Sin embargo, aunque es este aspecto del viaje el rasgo dominante de su diario, también otras experiencias le impactaron profundamente. La pobreza y las condiciones que presenció suscitaron crecientemente una conciencia social naciente. La ira del Che ante la indiferencia mostrada hacia los pobres por las clases pudientes empezó a despertarse durante sus viajes.

Cuando acampaban en el puerto chileno de Valparaíso, al Che se le requirió para que utilizara sus habilidades médicas para intentar ayudar a una mujer de edad avanzada que se estaba muriendo por problemas de corazón y asma crónicos. Poco podía hacer, pero la experiencia de intentar aplicarle un tratamiento rodeado de pobreza dejó, evidentemente, su huella. Posteriormente escribía: "Allí, ante los momentos finales de gente cuyo horizonte más lejano es siempre mañana, uno ve la tragedia que envuelve las vidas del proletariado por todo el mundo; en aquellos ojos agonizantes existe una disculpa sumisa y también, frecuentemente, una súplica desesperada de consuelo que se pierde en el vacío, al igual que su cuerpo pronto se perderá en la magnitud de la miseria que nos rodea. Cuánto durará este orden de cosas basada en un sentido absurdo de castas no queda dentro de mi alcance contestarlo, pero ya va siendo hora de que aquellos que gobiernan dediquen menos tiempo a hacer propaganda de la compasión de sus regímenes y más dinero, mucho más dinero, a financiar obras de utilidad social".

La Lucha de los Mineros

Incapaces de conseguir un barco que los llevara a Isla Oriental, como pretendían, el Che y su compañero se dirigieron al norte, llegando finalmente a Chuquicamata, la mina de fundición de cobre al aire libre más grande del mundo. "Chuqui", como todavía se la conoce en Chile, era propiedad de monopolios norteamericanos tales como Anaconda y Kennecott. La propiedad norteamericana de las minas de "Chuqui" era un símbolo de la dominación "gringa" imperialista de Chile. Finalmente fueron nacionalizadas por el gobierno de Unidad Popular, dirigido por Salvador Allende, del Partido Socialista entre 1970 y 1973.

Fue aquí donde el Che y Alberto se toparon con la cruda realidad de la lucha de clases. Conocieron a un antiguo minero y a su esposa, ambos miembros del entonces ilegal Partido Comunista Chileno y le contaron al Che la amarga historia de represión, desapariciones y listas negras utilizadas por la compañía y el gobierno contra aquellos que intentaban luchar por los derechos de los trabajadores.

El Che y Alberto consiguieron entrar en la mina donde se estaba preparando una huelga general. Un capataz le enseñó el lugar mientras, según anotó el Che, comentaba: "... gringos imbéciles, pierden millones de pesos al día en una huelga por negarles unos cuantos centavos
más a un pobre trabajador".

Esta visita a Chuqui le produjo una impresión duradera al Che, que conservó un cuaderno sobre esta experiencia en el que detalló no sólo las impresiones que tuvo de los trabajadores, sino también las técnicas de producción y la importancia política de las minas para Chile. En referencia a la riqueza mineral de las montañas, protestó por el "proletariado explotado" y la destrucción medioambiental del paisaje.

"Las colinas muestran sus grises espaldas prematuramente envejecidas en la lucha contra los elementos, con ancianas arrugas que no se corresponden con su edad arqueológica. ¿Cuántos de estos escoltas de su famoso hermano (Chuquicamata) encerraban en sus pesadas entrañas riquezas similares a la suya, conforme aguardan los áridos brazos de las excavadoras mecánicas que devoran sus entrañas, con su condimento obligatorio de vidas humanas?".*
Sin embargo, a pesar de estas escenas y del impacto que tuvieron sobre el Che, aún necesitaría experiencias posteriores y presenciar mayores acontecimientos antes de comprometerse a la vida de un revolucionario.

Cultura Inca

La siguiente parada en su odisea fue Perú, que demostró ser decisiva para que el Che abrazara las ideas socialistas mediante un encuentro con un prominente dirigente del Partido Comunista Peruano, el doctor Hugo Pesce. Antes de llegar a Lima el 1º de mayo de 1952, el Che y Alberto tuvieron la oportunidad de descubrir la maravilla de la anciana cultura Inca.
Como con todos los visitantes, las consecuencias crudas de cuatrocientos años de conquista europea "blanca" en Latinoamérica y la brutal supresión de los pueblos indígenas del continente se grabaron sin duda alguna en la conciencia del Che durante su visita a la anciana capital inca de Cuzco y a las impresionantes ruinas del Macchu Picchu.

Pablo Neruda, en su célebre obra sobre Latinoamérica, Canto General, incluyó un poema, Alturas de Macchu Picchu, que reflejaba la imagen que esta anciana ruina que se alza en los Andes provoca en aquellos que aspiran a luchar contra la explotación.
"Entonces en la escala de la tierra he subido entre la atroz maraña de las selvas perdidas hasta ti, Macchu Picchu. Alta ciudad de piedras escalares, por fin morada del que lo terrestre no escondió en las dormidas vestiduras. En ti, como dos líneas paralelas, la cuna del relámpago y del hombre se mecían en un viento de espinas. Madre de piedra, espuma de los cóndores. Alto arrecife de la aurora humana".

En la Argentina nativa del Che los pueblos indígenas habían sido virtualmente borrados del mapa y su cultura destruida. En Perú, Bolivia, Méjico y algunos otros países latinoamericanos éste no era el caso; habían quedado reducidos a las capas más deprimidas y explotadas de la sociedad, predominantemente en el área rural. La mezclada raza mestiza se había desarrollado formando amplios sectores de la clase obrera en las ciudades. Las clases dominantes ricas y poderosas eran y siguen siendo, en su mayor parte, de ascendencia puramente europea.

Esta historia de conquista y de explotación continua del continente por el imperialismo, especialmente por el imperialismo norteamericano, se ha traducido en una conciencia anti-imperialista extremadamente poderosa entre las clases explotadas. En la última mitad de este siglo este rencor se ha dirigido mayormente hacia los "yanki gringos" al norte de Río Grande. El Che, durante su visita a Perú, fue absorbiendo crecientemente este odio a la potencia imperialista dominante.
Tras ser obligados a abandonar el alojamiento gratuito que se habían asegurado tras la llegada de un grupo de turistas "gringos", el Che anotó: "Naturalmente, los turistas que viajaban en sus cómodos autobuses no sabrían nada de las condiciones de los indígenas ... La mayoría de los americanos vuelan directamente de Lima a Cuzco, visitan las ruinas y luego vuelven, sin darle importancia a nada más."

El 1º de mayo, los dos viajeros llegaron a Lima. El Che se reunió con el doctor Pesce, una figura dirigente del Partido Comunista seguidor del filósofo peruano José Maríategui. Maríategui escribió su primera obra- Siete Ensayos Interpretativos de la Realidad Peruana- en 1928. Esta obra ponía enorme énfasis en el papel del pueblo indígena y el campesinado en la lucha por el socialismo.

Las discusiones con Pesce tuvieron evidentemente un efecto profundo sobre el Che. Una década más tarde le envió al doctor una copia de su primera obra, Guerra de Guerrillas, con la inscripción: "Al doctor Hugo Pesce que, sin quizás saberlo, provocó un gran cambio en mi actitud hacia la vida y la sociedad, con el mismo espíritu aventurero que siempre, pero encauzado hacia objetivos más en armonía con las necesidades de América".

En este periodo, a pesar de las discusiones que entabló con Pesce, el Che aún no estaba preparado para identificarse abiertamente con las ideas "marxistas". Sus opiniones empezaban, no obstante, a cobrar forma y empezó a expresarlas. En particular, comenzó a desarrollar abiertamente ideas internacionalistas, al menos dentro del contexto de América Latina.

Internacionalismo

En una fiesta para celebrar su veinticuatro cumpleaños en Perú, el Che hizo un brindis declarando: "... esa división de América (Latina) en nacionalidades inciertas e ilusorias es completamente ficticia. Constituimos una única raza mestiza que, desde Méjico al Estrecho de Magallanes, presenta notables similitudes etnográficas. Por esto, en un intento por deshacerme del peso de cualquier provincianismo mezquino, alzo este brindis por Perú y por una América unificada".

Esta declaración reflejaba claramente el desarrollo de sus aspiraciones internacionalistas. Sin embargo, no constituían un análisis marxista acabado y, en cierta forma, eran simplistas en la valoración de la situación. La aspiración por una América Latina unificada ha existido desde Simón Bolívar (que dirigió rebeliones armadas contra España y contribuyó a asegurar la independencia de gran parte de Latinoamérica) y, en el siglo XIX, por las guerras de liberación nacional. La unidad continental sigue siendo un poderoso sentimiento entre las masas latinoamericanas, coexistiendo al lado de una conciencia nacional en cada país.

La aspiración recurrente de las masas para unificar América Latina no puede lograrse dentro del contexto del capitalismo porque la clase capitalista gobernante de cada nación latinoamericana tiene sus propios intereses políticos y económicos que defender. También están vinculados por intereses económicos y materiales al imperialismo del cual no pueden liberarse. El propio imperialismo también se opone a la unidad del continente bajo el capitalismo, prefiriendo generalmente imponer su voluntad en un número de estados más débiles que él mismo. El establecimiento de una federación democrática de estados latinoamericanos como un paso para unificar el continente es sólo posible rompiendo las cadenas del capitalismo y el imperialismo y construyendo el socialismo.

Este espíritu de internacionalismo fue un tema al que el Che volvió muchas veces, y la idea de una revolución contra el imperialismo y el capitalismo que tuviera una base internacional fue algo por lo que luchó en años posteriores. La divergencia que mantenía con un análisis marxista maduro radicaba en cómo podría llevarse esto a cabo y por qué clase social.

Tras continuar su gira, llegando a Colombia y Venezuela, el Che, tras haberse separado de su compañero y amigo de viaje, regresó a Argentina para completar sus estudios y examinarse en la universidad. El impacto de este primer viaje sobre él quedó patente en sus Notas de Viaje, inspirado de su diario de viaje. Ya no era la misma persona que se había ido de Argentina. "La persona que escribió estas notas murió al volver a pisar de nuevo la tierra argentina, él que las edita y las pulimenta, ‘yo’, no soy yo; al menos yo no soy el mismo que era antes. Aquel vagabundo por nuestra ‘América’ me ha cambiado más de lo que pensé".

Una vez de regreso a Argentina su familia esperaba que sus días de vagabundo terminarían y que retomaría su profesión escogida, la medicina. El Che completó sus estudios durante abril de 1953 y recibió su título de graduado en medicina en junio, días antes de su veinticinco cumpleaños.

Sin embargo, las esperanzas que abrigaba su familia se desvanecieron rápidamente cuando comenzó su segunda gira por América. Esta vez la planeó junto a su amigo de infancia Carlos "Calica" Ferrer, que había abandonado sus estudios de medicina.
Según Calica, los dos amigos habían hablado de atravesar Bolivia cuando el Che quiso volver a visitar las ruinas incas y Macchu Picchu. Los planes más a largo plazo incluían la esperanza del Che de visitar la India y el deseo de Calica de ver París.

Así, a principios de julio, cuando los dos compañeros de viaje partieron en tren de Buenos Aires, el Che aún no tenía pensamiento de comprometerse a una vida de disciplinada y sacrificada lucha revolucionaria. Lo bohemio aún dominaba su carácter. Pero en un espacio relativamente corto de tiempo, esto habría de cambiar.
Los individuos se ven arrastrados a participar en el movimiento revolucionario por muchas razones. Algunas están motivadas fundamentalmente por las ideas políticas; otras por la revulsión hacia el sistema existente y algunas otras por la participación en las grandes convulsiones sociales de las cuales no pueden simplemente mantenerse al margen.
Los motivos de que el rumbo de la vida del Che experimentara un giro profundo no pueden ser explicados por una sola causa. Sin lugar a dudas estaba interesado en las ideas políticas y se sentía indignado por las condiciones sociales de las que fue testigo. También le afectaron profundamente las poderosas explosiones sociales que experimentó durante su segunda gira americana. Aquí se incluían dos movimientos revolucionarios, en Bolivia y Guatemala, tras los cuales su vida tomó una dirección completamente nueva e inesperada.

*En esa época Chile se encontraba en medio de una campaña electoral presidencial que finalmente ganó el candidato nacionalista populista, el General Carlos Ibáñez del Campo. Una vez en el poder, firmó un acuerdo con el imperialismo norteamericano e introdujo un paquete salvaje de medidas deflacionistas que incluía el incumplimiento de la promesa de nacionalizar las minas de cobre en Chuqui. En las elecciones, el candidato socialista y de izquierdas, Salvador Allende, quedó en último lugar debido, en parte, a la prohibición legal que pesaba sobre el Partido Comunista y sus partidarios. Allende sería finalmente elegido presidente en 1970, siendo el primer candidato del Partido Socialista en ganar una campaña electoral presidencial popular en Suramérica. Tras la victoria se auto-proclamó marxista. Uno de los primeros actos de este gobierno socialista fue nacionalizar las minas de Chuqui. El gobierno de Allende fue derrocado por un golpe de estado con apoyo de la CIA en 1973.


3.- En Bolivia

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Durante esta segunda gira el Che redactó otro diario al que tituló Otra Vez*. Como reflejo del comienzo de este viaje escribió: "Esta vez, el nombre del compañero ha cambiado; ahora Alberto se llama Calica, pero el viaje es el mismo: dos voluntades dispersas que se extienden por América sin saber precisamente lo que buscan o dónde está el norte".

El Che y su compañero llegaron a La Paz, la capital boliviana, en julio de 1953. Inmediatamente se vieron envueltos en las convulsiones revolucionarias que sacudían a uno de los países americanos más pobres e "indígenas". Doce meses antes había estallado una revuelta de masas de campesinos y mineros del estaño predominantemente indígenas. Este levantamiento de masas había llevado al poder al Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) radical.

El nuevo régimen, a la vez que intentaba mantener bajo control el movimiento de masas, se vio obligado, ante las convulsiones revolucionarias que se sucedían, a llevar a cabo un amplio programa de reformas. Los campesinos, mediante una serie de ocupaciones de tierra, arrancaron un programa avanzado de reforma agraria. Las minas de estaño, la principal fuente de ingresos de Bolivia en aquella época, fueron nacionalizadas. Los mineros y los campesinos se habían hecho con armas, sectores del ejército se pusieron de lado de los trabajadores y campesinos. Se estableció una milicia y, durante un corto periodo de tiempo, el ejército fue formalmente disuelto. Sin embargo, la revolución no se completó con el establecimiento de un nuevo régimen de democracia obrera y el movimiento fue finalmente derrotado.

Durante estos acontecimientos revolucionarios los mineros del estaño jugaron un papel dirigente fundando un nuevo centro sindical independiente, la Central Obrera Boliviana (COB). Reflejando el levantamiento revolucionario que tuvo lugar, la COB incluso refrendó formalmente el Programa de Transición, escrito por Trotsky en 1938.
En La Paz, el Che pasó mucho de su tiempo en cafés y bares conociendo a inmigrantes políticos que habían llegado de toda América. Durante el curso de la revolución, Bolivia se había convertido en una meca política, ya que radicales y revolucionarios de izquierda iban allí atraídos por los turbulentos acontecimientos que habían estallado.

"La Paz es el Shangai de las Américas. Una rica gama de aventureros de todas las nacionalidades vegetan y pululan en la ciudad policromática y mestiza", escribía el Che en su Otra Vez. Allí se mezcló con una variedad de activistas políticos y entabló debates y discusiones con ellos. Coincidió con parte de la comunidad argentina que residía en La Paz. Entre aquellos a los que conoció se encontraba un argentino en el exilio llamado Nogues.

La influencia de los poderosos acontecimientos sociales que se daban en Bolivia ha quedado reflejada en los comentarios del Che sobre este dirigente de la expatriada comunidad argentina. "Sus ideas políticas han estado anticuadas en el mundo hace tiempo, pero las mantiene independientemente del huracán proletario que se ha desatado en nuestra belicosa esfera".
Mediante estos contactos sociales el Che llevó una doble existencia en La Paz, que se alternaba entre observar los movimientos revolucionarios y la elevada vida en la que se vio introducido a través de la comunidad argentina. En una ocasión, el hermano de Nogue, tras haber retornado de Europa, le enseñó al Che y a Calica una invitación que había recibido para la boda del magnate griego Aristóteles Onasis.

La Llama de la Revolución

Sin embargo, fue el proceso revolucionario que presenció en La Paz lo que dejó la impresión más profunda sobre el Che. Le escribió a su padre en julio quejándose de que quería permanecer más tiempo en Bolivia porque " ... este es un país muy interesante que atraviesa un momento de particular efervescencia. El dos de agosto se aprueba la reforma agraria, y se esperan fracasos y luchas por todo el país. Hemos visto procesiones increíbles de gente armada con maúseres y "piripipis" (ametralladoras) que disparan sólo para divertirse. Cada día pueden escucharse disparos y hay heridos y muertos por armas de fuego".

El Che, que quería ver por sí mismo a los renombrados mineros bolivianos, visitó la mina de Balsa Negra en las inmediaciones de La Paz. Antes de la revolución, los guardas de la compañía habían abierto fuego de ametralladora contra los mineros en huelga. Ahora, la mina estaba nacionalizada. El Che se encontró con camiones cargados de mineros armados que regresaban de la capital donde manifestaron su apoyo a favor de la reforma agraria y la lucha campesina. Con sus "pétreos rostros y los cascos de plástico rojo parecían ser guerreros provenientes de otros mundos".

A pesar de presenciar la tremenda fuerza de los mineros bolivianos, el Che nunca llegó a absorber realmente el papel potencial de la clase obrera en la revolución socialista, incluso en países como Bolivia, donde constituía una minoría de la población. Esta debilida, combinada con otros factores, tendría un peso directo en las ideas que más tarde desarrolló.
No obstante, en este periodo de la evolución política del Che basta reseñar el impacto que tuvieron los acontecimientos de Bolivia en su visión política. Por primera vez en su vida fue tocado directamente por el calor de la llama revolucionaria. A pesar de la magnitud de los acontecimientos, aún continuaba siendo un observador más que un participante activo.

Tras prolongar su estancia en La Paz a casi un mes, el Che y Calica se pusieron en marcha. Pasaron algún tiempo en Perú y, en Lima, volvieron a ver al doctor Pesce y también a Gobo Nogues. Gobo aseguró que comieron en varias ocasiones en el Country Club y en el hotel más caro de Lima, el Gran Hotel Bolívar.

Luego siguieron hasta Ecuador donde forjaron nuevas amistades con un grupo de aventureros. La intención del Che había sido viajar con Calica a Venezuela. Tras varias excursiones, Calica y el Che se separaron, el primero dirigiéndose a Caracas y el último, con un nuevo compañero, Gualo, a Guatemala. Como se encontraban sin blanca tuvieron que trabajar para pagarse el pasaje en barco. Antes de llegar a Guatemala pasaron por Costa Rica, Panamá y Nicaragua, conociendo y discutiendo con individuos y grupos en el camino.

Al viajar al norte, hacia Centroamérica, el Che se introdujo en un mundo algo diferente al que existía en el cono sur de Latinoamérica. El imperialismo dominaba los países del sur, en conjunción con una clase capitalista nacional debilitada. Existía una clase obrera y una población urbana relativamente fuerte en las ciudades y las sociedades tendían a estar más desarrolladas. Este era incluso el caso de los países más pobres de entonces, como Bolivia y Perú.
En una serie de países de Centroamérica el imperialismo norteamericano impuso arrogantemente a tiranos locales como cabezas de estado dictatoriales que permitieron que compañías tan odiadas y despreciadas como Coca Cola o la United Fruit saquearan las economías. Como el Che llegó a comentar, " ... los países no eran auténticas naciones, sino estancias privadas".

Esto sucedía tan sólo cincuenta años después de que el imperialismo norteamericano hubiese creado Panamá, gobernándola como un estado cliente para mantener el control del canal que había construido con motivos comerciales e intereses estratégicos. Nicaragua había sido gobernada durante 30 años por la dictadura corrupta de Somoza. El Salvador fue gobernado por una sucesión de dictaduras que pretendían defender los intereses de los propietarios de las plantaciones de café, y Honduras estaba virtualmente gobernada como una planta de almacenaje para la United Fruit Company.

La United Fruit Company simbolizaba la explotación del continente por el imperialismo. El poeta preferido del Che, Pablo Neruda, escribió un poema irónico, La United Fruit Co., que reflejaba los sentimientos de Latinoamérica hacia su dominación imperialista:
Cuando sonó la trompeta, estuvo todo preparado en La Tierra, y Jehová repartió el mundo
a Coca Cola Inc., Anaconda, Ford Motors, y otras entidades: La compañía frutera Inc., Se reservó lo más jugoso, la costa central de mi tierra, la dulce cintura de América ...
El poema de Neruda continúa denunciando a la compañía por crear el "Reino Tiránico de las Moscas", los dictadores de Centroamérica: Trujillo, Tachos, Ubico, Martínez, Garias, "el dominio sangriento de las moscas".

Hacia Guatemala

Si los acontecimientos de Bolivia habían hecho mella en el Che, los de Guatemala, donde se comprometió activamente por primera vez, habrían de cambiar el rumbo de su vida.
Llegó a la ciudad de Guatemala en vísperas de Navidad, identificándose abiertamente con una causa política y con cierta idea de a lo que ahora pretendía comprometer su vida.

Justo antes de su llegada había escrito una carta con fecha del 10 de diciembre en la que perfilaba sus puntos de vista políticos a su tía Beatriz, con la que mantenía una relación especialmente cercana. Estas ideas eran, sin duda, un reflejo del efecto que le habían causado los acontecimientos de Bolivia. Por vez primera se identificó ideológicamente con las ideas socialistas.
"Mi vida ha sido un mar de resoluciones encontradas hasta que tuve el valor de abandonar mi equipaje y, con el hatillo al hombro, puse rumbo con el compañero García hacia el carril sinuoso que nos ha traído aquí. En el camino he tenido la oportunidad de atravesar los dominios de la United Fruit, convenciéndome una vez más de cuán terribles son estos pulpos capitalistas. He jurado ante un cuadro del viejo y llorado Stalin que no descansaré hasta que vea a estos pulpos capitalistas aniquilados. En Guatemala me perfeccionaré para lograr lo que necesito para ser un auténtico revolucionario". Firmó la carta, "de tu sobrino de la constitución de hierro, el estómago vacío y la fe luminosa en el futuro socialista. Chao, Chango".

Hacia 1953, el gobierno de tendencia populista de izquierda de Guatemala, presidido por el Coronel Jacobo Arbenz, estaba atrapado en una confrontación con el imperialismo norteamericano y la élite rica de la Ciudad de Guatemala. Arbenz seguía un programa reformista iniciado por el gobierno predecesor que había llegado al poder durante los años 40 tras haber derrocado la despiadada dictadura de Ubico.
El imperialismo norteamericano fue bastante tolerante con esta administración reformista. Pero en 1952 la administración de Arbenz sobrepasó los límites, promulgando un decreto de reforma agraria que abolía el sistema latifundista y nacionalizaba las propiedades de la odiada United Fruit Company.

Esta medida provocó la ira de la élite criolla blanca guatemalteca pero logró el apoyo masivo de los campesinos rurales pobres, de procedencia fundamentalmente indígena y mestiza, y de la clase obrera urbana. La United Fruit Company y la administración Eisenhower estaban encolerizadas. Sería sólo cuestión de tiempo antes de que la CIA instigara el derrocamiento del gobierno de Arbenz.

El experimento "socialista" de Guatemala había atraído a miles de personas de toda Latinoamérica para ver de primera mano este desafío al imperialismo norteamericano. Las movilizaciones de masas se sucedían y se establecieron numerosas milicias tanto por el gobierno como por varios partidos políticos. A nivel general, estas milicias no estaban armadas. Sin embargo, las fuerzas reaccionarias comenzaron a armarse y movilizarse.
Entre los que se encontraban presentes durante el drama guatemalteco, aparte del Che Guevara, estaban muchos de los futuros dirigentes de organizaciones de izquierda latinoamericanas, incluídos Rodolfo Romero, futuro dirigente del FSLN (Frente Sandinista de Liberación Nacional) nicaragüense que derrocó la dictadura de Somoza en 1979.

El Che conoció a numerosos activistas políticos y entabló discusiones con ellos. Se aseguró un empleo como médico en un hospital y le presentaron a Hilda Gadea, dirigente en el exilio del ala juvenil del movimiento peruano radical populista, APRA. Ella, a su vez, le presentó a activistas y dirigentes de varios grupos políticos y le ofreció obras políticas para estudiarlas, incluyendo algunos escritos de Mao Tse Tung.

Fue durante estos acontecimientos cuando el Che conoció a algunos exiliados cubanos. El régimen de Arbenz les había ofrecido asilo político y habían participado en un intento de asalto el 26 de julio de 1953 contra los cuarteles militares de Moncada en Cuba. Por primera vez el Che empezó a descubrir la lucha desarrollada contra el régimen cubano de Batista.

Frente Popular

La velocidad con la que se desarrollaron los acontecimientos en Guatemala también ayudaron a la maduración de las ideas del Che. Comenzó a criticar a los partidos comunistas que habían adoptado una política de ‘Frentes del Pueblo’ o ‘Populares’. Esto les llevó a alianzas con sectores de la clase capitalista nacional. La dirección de los partidos comunistas defendía erróneamente que una alianza táctica con este sector "progresista" de la clase capitalista nacional era necesaria en la lucha contra el imperialismo, para defender y ampliar la democracia parlamentaria. Argumentaban que se necesitaba un periodo de ‘democracia capitalista y desarrollo económico’ antes de que la clase obrera pudiera luchar por y tuviera esperanzas en obtener el socialismo.
Esta política desembocó en que los dirigentes del Partido Comunista pusieran límites a las luchas de la clase trabajadora para prevenir que desafiaran los intereses del capitalismo. El movimiento obrero se vio frecuentemente paralizado por esta estrategia que, a menudo, tenía como resultado la derrota sangrienta a manos de la reacción. Sectores decisivos de la clase capitalista estaban dispuestos a abolir los derechos democráticos y a utilizar métodos represivos de gobierno para defender sus propios intereses de clase.

El Che, aunque no presentó de forma clara una alternativa a esta política, sentía que los partidos comunistas se estaban alejando de las masas para conseguir meramente una porción de poder en un gobierno de coalición. Él argumentaba erróneamente en este periodo que ningún partido en Latinoamérica podría seguir siendo revolucionario a la vez que se presentaba a elecciones.

Aunque comenzaba a articular sus pensamientos, las ideas del Che no quedaron plenamente formuladas hasta más tarde. Mientras, los acontecimientos en Guatemala rebasaron la polémica que él acababa de entablar. Estados Unidos había sacado la conclusión de que el gobierno debía ser derrocado. El ejemplo del movimiento en Guatemala comenzaba a extenderse por todos los países centroamericanos. En Honduras estalló una huelga general. El dictador nicaragüense, Somoza, temía que su propia población pudiera seguir el ejemplo de los acontecimientos en los países vecinos.

La CIA había maquinado un plan para derrocar la administración guatemalteca. Una figura decorativa llamada Castillo Armas fue cuidadosamente seleccionada para reemplazar a Arbenz como presidente. Una fuerza paramilitar fue entrenada en Nicaragua y todos los amigos de Estados Unidos dentro del ejército guatemalteco se implicaron en un complotcontra el gobierno.
Arbenz se negó a tomar medidas contra todos aquellos que dentro del ejército simpatizaban con los intrigantes e intentó apaciguar al ejército. Varios días antes de que su gobierno fuera derrocado en 1954 por los conspiradores, hizo un llamamiento al propio ejército para distribuir armas a las milicias que se habían formado. El mando militar se negó y el gobierno cayó. La maquinaria estatal capitalista existente había quedado intacta y no se habían establecido comités alternativos de trabajadores y campesinos desde los que pudiera hacerse un llamamiento a los soldados rasos. Esta derrota y el fracaso de Arbenz a tomar medidas contra el aparato estatal capitalista habrían de dejar una impresión duradera en el Che, que no habría de olvidar cuando se desarrolló la revolución en Cuba.

Tras buscar asilo político en la embajada argentina y ocultarse durante un tiempo, el Che finalmente se dirigió rumbo a Méjico hacia septiembre. Como activista reciente, sus movimientos no habían pasado desapercibidos. La CIA lo fichó por primera vez y en los años venideros su ficha habría de convertirse en una de las más espesas jamás recopiladas por ellos contra ningún otro individuo.

Fue mientras el Che estuvo en Méjico cuando conoció por primera vez a uno de los dirigentes del Movimiento del 26 de Julio que luchaba contra la dictadura de Batista en Cuba, Fidel Castro. Su primer encuentro fue durante 1955, tras el cual el Che finalmente se unió al Movimiento.
Tras su experiencia en Bolivia y, en particular, tras su participación en los acontecimientos de Guatemala, el Che entró en la siguiente fase de su vida, ya no más como doctor en medicina y observador social. De ahora en adelante se convertiría en un participante activo y finalmente en un dirigente de los acontecimientos históricos.

*Este diario, que cubre tres años de la vida del Che, nunca ha sido publicado en su totalidad. Fue transcrito por su viuda, Aleida March, después de la muerte del Che. Estuvo a disposición del escritor Jon Lee Anderson que lo utilizó ampliamente para su famosa biografía, Che Guevara- Una Vida Revolucionaria, publicada en 1997.


4.- ¿A qué me uno?

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Para cuando el Che llegó a Méjico su compromiso abierto con el socialismo ya había madurado. Mientras estuvo en Méjico desarrolló sus estudios de Marx, Engels y Lenin complementándolos con la lectura adicional de Jack London y otros autores. Sin embargo, a pesar de esta evolución en conocimiento político del Che, su comprensión de la teoría marxista seguía siendo unilateral e incompleta.

Esta debilidad se evidenció especialmente en su interpretación de cómo aplicar el método marxista a los países coloniales y semi-coloniales de Latinoamérica. Esto se haría patente en la práctica cuando se implicó en la lucha concreta para derrocar la dictadura de Batista en Cuba.
El Che fue arrastrado al Movimiento 26 de Julio que fue iniciado por Fidel Castro más que por al Partido Comunista Cubano. Esta decisión ha desconcertado a muchos de la izquierda, especialmente en Latinoamérica. La respuesta está en el papel y la política defendida por los partidos comunistas por toda Latinoamérica en esa época y en el carácter del Movimiento 26 de Julio.

El movimiento 26 de Julio recibió ese nombre para conmemorar la fecha de un asalto a los cuarteles militares de Moncada en la ciudad cubana de Santiago en 1953. Este ataque fue llevado a cabo por un grupo de jóvenes que estaban vinculados principalmente al Partido del Pueblo Cubano, conocido como el Partido Ortodoxo. Se trataba de una formación nacionalista cubana radical que se había escindido de los Auténticos(Movimiento Revolucionario Auténtico) en 1947, dirigido por Eduardo Chibas, cuyo principal programa era la "honestidad en el gobierno". Los Auténticos, reorganizados durante los años 30, inicialmente intentaron reclamar la tradición revolucionaria democrática nacional del siglo XIX del héroe nacional cubano José Martí, el poeta y luchador por la independencia que murió en 1895 mientras dirigía un ataque a caballo contra el ejército español.

Martí y el movimiento de independencia se componía de muchas tendencias e incluía una cierta influencia anarquista del creciente movimiento obrero español. El propio Martí apoyaba un programa social radical y estaba influenciado por ciertas organizaciones anarquistas. Sin embargo, como Hugh Thomas apunta en su extenso tomo Cuba- La Búsqueda de la Libertad, Martí " ... de sus escritos, parece contemporáneo de Rousseau más que de Marx...". Martí era en esencia un luchador por la independencia nacional y un defensor de la "justicia social". No obstante, no abogaba por una ruptura con el capitalismo ni defendía ideas socialistas.

Los Auténticos modificaron crecientemente su postura justo cuando el Partido Ortodoxo estaba predestinado a hacer menos que una década más tarde. Dentro del ala juvenil del Partido Ortodoxo iba a encontrarse una corriente radical cada vez más frustrada debido a la falta de una lucha seria del partido contra el régimen de Batista.

Los que llevaron a cabo el ataque contra los cuarteles de Moncada esperaban que esto iniciara un levantamiento nacional contra el tirano. En lugar de eso, fue brutalmente aplastado y sus partícipes fueron asesinados o encarcelados. Entre los implicados en el asalto se encontraban Fidel Castro y su hermano, Raúl. La mayoría de los 170 participantes provenían de una clase media baja o de trasfondo obrero. A pesar de esto, no eran defensores de ideas socialistas. Raúl Castro era miembro de las Juventudes Comunistas pero había participado en el ataque a título individual y sin el conocimiento del Partido Comunista.

El Programa de los Insurgentes

La mayoría no pertenecía a ninguna organización política. El programa que defendían se limitaba fundamentalmente a los aspectos radicales de la política del democrático, aunque capitalista, Partido Ortodoxo. Fidel Castro no era ninguna excepción. En esa época no se consideraba socialista y, ciertamente, no estaba comprometido a la ideología marxista a pesar de haber leído algo de Marx y de Lenin.

La idea básica que defendían los insurgentes de Moncada puede evaluarse de la proclamación que leyeron tras la captura de la estación de radio: "La Revolución declara su firme intención de instaurar en Cuba un plan de bienestar y prosperidad económica que asegure la supervivencia de su rico subsuelo, su posición geográfica, su agricultura e industrialización diversificada ... La Revolución declara su respeto por los trabajadores ... y ... el establecimiento de la justicia social definitiva y total, basada en el progreso industrial y económico bajo un plan nacional bien organizado y previsto ..." La proclamación afirmaba que " ... reconoce y se basa en las ideas de Martí" y luego se compromete a restaurar la constitución de 1940.

En otras palabras, proponía un programa para establecer en Cuba una democracia capitalista industrializada que garantizara los derechos elementales a la clase trabajadora y a los pobres. Esto fue desarrollado aún más por Castro, tras su arresto, en el discurso que pronunció durante su juicio. Castro perfiló cinco leyes que pretendían implementar una vez en el poder. Eran leyes radicales y prometían la nacionalización del sistema de telefonía y otras utilidades públicas, un programa de reforma agraria y propuestas para reestructurar la industria azucarera. Proponía un plan para compartir beneficios en las fábricas de azúcar y en otros sectores de la economía aparte del de la agricultura.

Sin embargo, el programa ni siquiera proponía la nacionalización de la industria azucarera ni poner fin a la propiedad extranjera de la economía. En esencia, se trataba de un programa de reforma capitalista liberal que, si se implementaba, intentaría resolver las tareas de la revolución democrática burguesa.

Históricamente, estas tareas incluyen un programa de reforma agraria para terminar con las relaciones de clase feudales, desarrollar la industria, unificar el país en un estado nacional, establecer una democracia parlamentaria capitalista y ganar la independencia nacional de la dominación imperialista.

La forma exacta que toma las tareas de la revolución democrática burguesa difiere de país a país y, en algunos países, algunas de las cuestiones planteadas pueden ser total o parcialmente resueltas. Otras se quedan sin resolver. Por ejemplo, en Argentina existen relaciones de propiedad capitalista en cuanto opuestas a la propiedad feudal en las zonas rurales. Sin embargo, Argentina continúa sujeta al dominio del poder económico de los principales países imperialistas.

No obstante, durante décadas, en los países coloniales y semi-coloniales como Cuba, la implementación del programa de la revolución democrática burguesa ha implicado un conflicto con el capitalismo y el imperialismo. Esto se da porque la clase capitalista nacional está demasiado debilitada, vinculada a los terratenientes y sometida al imperialismo como para llevar a cabo la revolución democrática burguesa. Un factor adicional es el miedo que la burguesía nacional tiene de que la clase trabajadora entre en el campo de la lucha contra el imperialismo.

El vicio en el que el imperialismo sumía a Cuba unido a una decadente clase dominante cubana era demasiado fuerte como para permitir incluso un programa limitado de reforma liberal. Como en otros países no industrializados, la clase capitalista nacional de Cuba estaba demasiado débil, corrupta y atada al imperialismo como para completar las tareas de la revolución democrática burguesa. Y aún así, estas tareas necesitan resolverse si la sociedad se quiere desarrollar.

Tal y como la Revolución Rusa había ilustrado en 1917, este dilema podía ser resuelto por la clase obrera, incluso en un país donde ésta fuera una minoría, tomando el control de la gestión de la sociedad y estableciendo una democracia obrera. Con un programa para ganar el apoyo de los sectores más pobres del campesinado y de otras capas explotadas como la clase media y la intelectualidad urbana, el feudalismo y el capitalismo podrían ser derrocados.

Mediante la victoria de una revolución internacional en los países capitalistas más industrializados podría comenzar la construcción del socialismo. Una revolución triunfante en estos países pondría fin al aislamiento de otros estados obreros y, debido a su mayor nivel de productividad, poner las bases para la construcción del socialismo o, lo que es lo mismo, una sociedad de abundancia donde se puedan satisfacer todas las necesidades. De esta forma, las tareas de la revolución democrática burguesa serían llevadas a cabo por la clase obrera como parte de la revolución socialista internacional. Estas eran las ideas clásicas de la Revolución Permanente que se desarrollaron de la experiencia de las revoluciones rusas de 1905 y 1917. En concreto, fueron desarrolladas por Trotsky y englobadas por Lenin.

En una caricatura distorsionada de esta prognosis marxista, la Revolución Cubana eventualmente resultaría en el derrocamiento del feudalismo y del capitalismo y su sustitución por una economía planificada centralizada. La revolución habría de adquirir un apoyo de masas y de traer enormes beneficios a la población cubana. Pero el nuevo régimen que triunfó en 1959 no se basaría en un régimen de democracia obrera.

Castro y el Movimiento 26 de Julio

En la época del ataque de Moncada, Castro aún pronunciaba su lealtad a los Ortodoxos. La dirección del partido consideró el intento de asalto sobre Moncada como una aventura. Amplios sectores de los Ortodoxos y de la clase media urbana aún esperaban alcanzar un acuerdo con la dictadura. Batista lo denunció como una intentona de "golpe de estado comunista". El Partido Comunista lo denunció como una intentona de "golpe de estado burgués".

El imperialismo norteamericano en esa época estaba cada vez más preocupado por lo que consideraba "una invasión comunista" por toda Latinoamérica. Bajo presión de Washington. tras una visita a La Habana del director de la CIA, Allen Dulles, Batista acordó establecer un Buró de Represión de las Actividades Comunistas (BRAC).

Ni la CIA ni Batista tenían en mente a Castro y sus partidarios cuando se estableció esta unidad policial especial. Como reflejo de que este movimiento no era considerado como una amenaza seria en esa época, Castro y los otros prisioneros insurgentes fueron puestos en libertad en 1955 como "gesto de buena voluntad" tras la campaña para liberarlos que en parte fue iniciada por la Iglesia Católica romana.

En Cuba, Castro se convirtió en una celebridad debido a su lucha contra Batista y, especialmente, debido a su encarcelamiento en la tristemente famosa Isla de los Pinos. La única condición para su liberación era que debía abandonar Cuba. Se dirigió, pues, a Méjico donde los exilados cubanos y algunos de sus seguidores se habían estado congregando durante principios de los años 50.

Castro se había creado una reputación de líder carismático y audaz. Como joven que imponía sus criterios innovadores en el movimiento, logró explotar esto hasta su máxima ventaja. En verano de 1955 su nuevo grupo, el Movimiento del 26 de Julio, se fundó formalmente y rompió con los Ortodoxos en 1956. En su lanzamiento, el Movimiento declaró que en su perspectiva, la "filosofía de Jefferson continuaba siendo válida". Jefferson fue uno de los dirigentes en el siglo XVIII de la Guerra de la Independencia norteamericana contra el dominio colonial británico. Su "filosofía" era, por tanto, de capitalismo liberal y democracia parlamentaria. Castro veía Los Estados Unidos como su modelo para Cuba.

Dentro del movimiento de los Ortodoxos un sector de sus partidarios buscaba entrar en negociaciones y lograr un compromiso con la dictadura. Otros, especialmente los jóvenes, buscaban medios más directos de enfrentarse al régimen.
Las perspectivas para Castro mejoraron tras el suicidio del anterior dirigente del partido, Eduardo Chibas, en 1951. Auto-proyectándose en la imagen de un nuevo Martí, Castro hizo un llamamiento a las filas de los Ortodoxos para que le apoyaran.

El Partido Comunista en Retirada

A la vez, el creciente vacío político se agrandó por la situación en la que se encontraba el Partido Comunista Cubano (Partido Socialista Popular- PSP). Hugh Thomas, en su obra sobre Cuba, afirma con precisión que "Los comunistas cubanos en general se encontraban en semi-retirada durante la mayor parte de estos años, recuperando su salud y energías ..."

El partido había perdido mucha de su credibilidad debido a su anterior política de apoyar un Frente Popular o del Pueblo. Esta política había sido adoptada por los partidos comunistas latinoamericanos después de 1935 cuando se convocó un encuentro en Moscú de todos los partidos regionales donde se impuso la nueva línea en cada país, con algunas excepciones como la de Brasil.

Esta política se adoptó en Cuba durante un periodo excepcional de turbulencia social. El año 1933 fue testigo de una revuelta radical de oficiales de bajo rango en el ejército. Entre otras medidas, exigían el fin de la Enmienda Platt, firmada con los Estados Unidos en 1901, que le daba a este país el derecho a intervenir militarmente en Cuba. A la cabeza de este movimiento se encontraba un joven oficial de procedencia obrera, Fulgencio Batista.

Éste fue todo un periodo de convulsión social y radicalización en Cuba. Había una crisis de autoridad en el gobierno. La única fuerza que parecía capaz de darle lógica a las cosas era el ejército dirigido por los oficiales radicalizados. Batista reflejaba la variedad de conflictos entre las distintas clases que existían en la época. Reflejaba la presión procedente de un sector de la clase dominante nacional de reivindicar sus propios intereses contra los del imperialismo norteamericano. A la vez, reflejaba las presiones de la clase obrera y de sectores de la clase media radicalizada a favor de un mayor cambio social. Durante un tiempo, Batista osciló entre las presiones de las distintas clases que salían a la superficie.

Batista gobernó Cuba a través de una serie de presidentes títeres, haciendo concesiones a los trabajadores y también implementando algún tipo de reforma agraria. Se introdujo un salario mínimo y se ilegalizó el despido "sin motivo"de los empleados. Estas medidas se fueron implementando con lentitud pero elevaron la confianza de la clase obrera. Como dirigente populista de origen obrero, Batista disfrutó de un amplio apoyo entre la población cubana durante un corto periodo de tiempo. Pero al igual que otros dirigentes y regímenes bonapartistas ( que oscilan entre distintos intereses de clase combinando medidas reformistas para las masas con la represión ) al final actúan para defender a una clase u otra, en este caso para defender los intereses del capitalismo. Y Batista demostró no ser diferente.

Todos los oponentes políticos fueron duramente reprimidos y, bajo la dirección de Batista, con el aliento del embajador norteamericano, hubo un despliegue del ejército en 1935 contra una huelga general donde se reivindicaba una nueva constitución democrática. A pesar de su anterior nacionalismo populista, Batista sucumbió a las presiones del imperialismo y al final terminó colaborando con él.

Tras ganar las elecciones presidenciales en 1940 y retirar su candidatura en 1944, Batista regresó al poder con un golpe de estado perpetrado en 1952 tras haber perdido otra elección presidencial. El nuevo y odiado régimen que se hizo con el poder en 1952 habría de desatar la represión y el terror. Los comunistas en todo este periodo adoptaron una política de apoyar a Batista, siguiendo servilmente las decisiones de la conferencia de Moscú de 1935.
En su congreso de 1939, el PSP acordó que debería "adoptar una actitud más positiva hacia el coronel Batista". Desde ese momento, en los periódicos del partido Batista dejó de ser " ... el punto focal de reacción; sino el punto focal de democracia".(New York Daily Worker 1 de octubre, 1939).

La organización internacional de los partidos comunistas existente en la época, el Comintern, afirmaba en su diario: "Batista ... ha dejado de representar el centro de la reacción ... la gente que trabaja para derrocar a Batista ya no actúa en interés del pueblo cubano". (World News and Views, Nº 60, 1938).

En 1952, el PSP declaró que el nuevo régimen "no era diferente" que el predecesor! Los "comunistas" habían sido partidarios leales del dictador bonapartista durante más de una década cuando tomó el poder. Como Hugh Thomas comenta en su obra, los laicos católicos habían soportado más conflictos con el régimen que los dirigentes comunistas.

A pesar de esto, el PSP mantenía una enorme influencia entre importantes sectores de trabajadores. Aún así, en el transcurso de los acontecimientos, el partido pagó un precio por su colaboración, perdiendo apoyo entre la clase obrera y la juventud.
Sin embargo, el precio más alto lo tuvieron que pagar las masas cubanas, que sufrían bajo un régimen que demostró ser una marioneta del imperialismo norteamericano. Históricamente, Cuba había sido el salón de juegos de los "gringos" al norte de Río Grande. La Habana se desarrolló como el burdel y el casino local de banqueros e industriales norteamericanos. Batista era simplemente el chulo local.

Fue contra este trasfondo histórico que el Che Guevara finalmente encontró su lugar en las filas del Movimiento 26 de Julio. Castro y sus seguidores sin duda poseían más atractivo y eran una fuerza más combativa que los partidos comunistas de la época. El Che había mantenido contacto con alguno de los seguidores de Castro antes de su llegada a Méjico. Ya se habían puesto en marcha planes para iniciar una lucha armada contra Batista.

Durante 1954 el Che también se relacionó con miembros del Partido Comunista de toda Latinoamérica, especialmente exiliados de Guatemala. Inicialmente veía su futuro dentro del Partido Comunista y le escribió a su madre anticipándole que finalmente tomaría ese camino. Pero se contuvo en esa época principalmente debido a que aún no había desaparecido la personalidad bohemia dentro de él. Como admitió el propio Che, tenía "convicciones bien definidas" pero también lo que él llegó a describir como su "vagabunda" y "repetida informalidad". Como le explicó a su madre en la carta, aún sentía anhelos de viajar, especialmente por Europa y " no podía hacerlo sometido a una disciplina de hierro".

No fue hasta 1955 que conoció a Castro. La perspectiva inmediata de lucha ofrecida por Castro y su movimiento junto a sus "convicciones bien definidas" llevaron finalmente al Che a aceptar aquella "disciplina de hierro" que había rechazado previamente, aunque no fue dentro de las filas del Partido Comunista.

Un Espíritu Revolucionario

La entrada del Che en el Movimiento 26 de Julio no transcurrió sin problemas. Algunos de sus miembros tenían un pronunciado trasfondo pequeño-burgués y la imagen política del Che les producía irritación. El Che, a pesar de su falta de compromiso formal con el movimiento, empezaba a mostrar aspectos de su carácter que habrían de emerger de forma muy enérgica durante el resto de su vida revolucionaria.

Era austero y, una vez decidido a comprometerse a la vida revolucionaria, lo hizo con un completo sacrificio personal. Algunos de los que le conocieron se sentían en cierta forma "molestos" por lo que consideraban como la "auto-rectitud" del Che. Como Jon Anderson narra en su biografía, una veterana de Moncada, Melba Hernández, había llegado a Méjico para encontrarse con su marido. Todavía vestía con elegancia y llevaba joyas cuando le presentaron al Che. Él la miró y proclamó que no podía tratarse de una revolucionaria seria y vestir así. "Los auténticos revolucionarios se adornan en el interior, no en la superficie", declaró.

Tras haberse unido al Movimiento 26 de Julio, el Che se consagró a él en cuerpo y alma, ya que se estaban haciendo preparativos para desembarcar en Cuba y empezar la "revolución" durante 1956. Intensificó sus estudios políticos, llevó a cabo un curso de entrenamiento físico cada vez más duro y se puso a régimen para ponerse en forma. Debido al asma, necesitaba el doble de salud que otros combatientes. Mediante voluntad y determinación el Che superó las limitaciones impuestas por su salud. Dentro del grupo, que sumaba a no más de veinte o treinta personas según Castro, el Che rápidamente se convirtió en figura prominente.

El grupo fue arrestado en Méjico y después liberado. El Che escribió a sus padres desde la cárcel: "Mi futuro está vinculado con el de la revolución cubana. O triunfo con ella o muero allí ... Desde ahora en adelante no consideraría mi muerte una frustración sólo que, como Hikmet (el poeta turco): 'Me llevaré a la tumba la pena de una canción no acabada.

Su compromiso con la causa de la revolución se convirtió era ahora toda su vida. Este espíritu es indispensable para derrotar el capitalismo y ganar una revolución. Es la cualidad del Che que todos los que luchan hoy para emancipar a la clase trabajadora y a las clases explotadas necesitan emular. Conforme se implicó directamente en la lucha revolucionaria, su audacia y auto-sacrificio se habrían de hacer más evidentes. A la vez, sus ideas se desarrollaron de forma unilateral. Se basó en la lucha del campesinado y la guerrilla. Éste es un aspecto importante de la política marxista que se aplica a las zonas rurales donde existe una clase campesina.

La cuestión del papel de la clase trabajadora y los centros urbanos tiene también una importancia decisiva para aplicar una política marxista correcta. Como se explicará más adelante, esto es cierto incluso en países donde la clase trabajadora constituye un sector relativamente pequeño de la población.

Desgraciadamente, debido al desarrollo desigual de las ideas del Che, no fue posible que desarrollara una política y programa que llevara una revolución victoriosa a países como Argentina, Brasil o Chile, donde existían clases trabajadoras poderosas.


5.- Guerrillerismo y marxismo

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Ningún revolucionario desarrolla ideas en un vacío social o en total aislamiento. En este sentido, las ideas que desarrolló y apoyó el Che Guevara no eran ninguna excepción. Mirando la vida del Che, nadie que se considere revolucionario, que luche contra la explotación y la opresión, puede cuestionar su heroísmo, determinación y sacrificio personal. Para cuando llegó a Cuba estaba entusiasmado con la idea de que el socialismo habría de construirse por toda Latinoamérica para liberar a las masas de la explotación y al continente de la dominación imperialista.

Sin embargo, el Che carecía de una comprensión clara de cómo podía hacerse esto y qué clase social tendría que jugar el papel dirigente para lograrlo. Desde el punto de vista marxista, la deficiencia más importante en las ideas del Che era que subestimaba el papel de la clase trabajadora para derrocar el capitalismo y construir el socialismo.

Debido a las condiciones específicas que existían en Cuba, esta deficiencia no le impidió derrotar a Batista o que llegara al poder la fuerza guerrillera con la que el Che luchaba. Debido a factores internacionales y al ímpetu de la revolución, tampoco impidió el derrocamiento del capitalismo en Cuba (como se verá en capítulos siguientes).

Pero sí configuró el carácter del nuevo régimen que habría de emerger tras el triunfo de la revolución. Además, cuando las ideas del Che hubieron fueron aplicadas más tarde a otros países de Latinoamérica, donde las condiciones objetivas eran muy diferentes, fracasaron. Muchos revolucionarios genuinos y heroicos emplearon sus energías y no pocos dieron susvidas intentando aplicar sus ideas incompletas.

Lo que el Che no absorbió de sus estudios de literatura marxista fue la experiencia de la Revolución Rusa de 1917 y las ideas de la Revolución Permanente. Concretamente, no comprendió el papel de la clase trabajadora incluso en países donde ésta constituya una minoría en la sociedad.

Desgraciadamente, tras la llegada al poder de la clase obrera rusa, la revolución no resultó victoriosa en los países desarrollados industrializados. La victoria bolchevique permaneció aislada. Una combinación de intervención militar de los ejércitos imperialistas occidentales y de guerra civil agotó al movimiento obrero ruso. Aunque el capitalismo permaneció derrotado en Rusia durante un periodo histórico prolongado de tiempo, hasta la restauración capitalista de 1989/92, la clase trabajadora estuvo desposeída políticamente de su control de la sociedad. Este control le fue usurpado por la emergencia de una despiadada élite burocrática y privilegiada.

El Che no fue capaz de comprender las lecciones de la Revolución de 1917 ni de los acontecimientos posteriores. Hacer esto y aplicar las lecciones de estos acontecimientos a las condiciones específicas emergentes en Latinoamérica requería un gigantesco y audaz salto adelante en la comprensión y visión política. En aislamiento y bajo la influencia de acontecimientos e ideas alternativas, el Che no pudo completar el salto que se requería y se requiere aún para aplicar los métodos del marxismo a las condiciones concretas que existen en el continente.

Bajo el capitalismo, la clase trabajadora se ve obligada a luchar colectivamente mediante huelgas, manifestaciones y ocupaciones etc. para ganar concesiones y defender sus intereses. Por supuesto, donde sea necesario, el movimiento obrero también necesita organizar su propia defensa del ataque armado de los patronos y de los que defienden sus intereses.

El papel decisivo de la clase obrera en la revolución social surge debido a la conciencia colectiva de clase que se desarrolla en los centros de trabajo, que le permite preparar las bases para la gestión y control democrático colectivo de la sociedad. Esto sienta las bases para establecer una democracia obrera que inicie la tarea de construir el socialismo. Al incorporar en su programa socialista los intereses de otros sectores explotados de la sociedad, la clase trabajadora puede ganar su apoyo para llevar adelante la revolución y derrocar el feudalismo y el capitalismo. Así, el proletariado juega el papel dirigente en la revolución y en la construcción del socialismo.

La Lucha Rural y el Marxismo

Los campesinos pobres, a la vez que pueden jugar un importante papel revolucionario en la lucha, carecen de la conciencia colectiva de clase que predomina entre la clase obrera. El campesinado, debido a su aislamiento en las zonas rurales y a su relación económica con la tierra, con su estrecha e individualista visión provinciana, no puede jugar el mismo papel en la revolución que los trabajadores en las ciudades.
El marxismo, a la vez que defiende el papel dirigente de la clase trabajadora en la revolución socialista, también reconoce la importancia de la lucha en el campo, especialmente entre los jornaleros y los sectores más pobres del campesinado.

Incluso hoy, tras una masiva urbanización social en Suramérica, existen importantes vínculos entre las zonas rurales y la población urbana, especialmente la clase obrera. Este es significativamente el caso en Centroamérica. Los trabajadores de las ciudades vuelven periódicamente al campo para trabajar o ayudar a sus familias que siguen allí. Parte de los sectores pobres de la ciudad, que habitan en barriadas o en la periferia de las grandes ciudades, viven casi como campesinos en las afueras de los centros industriales.

Estos sectores de la población son susceptibles de verse afectados por los movimientos rurales y, con frecuencia, adoptarán los métodos de lucha empleados principalmente por campesinos y trabajadores rurales. Estos métodos de lucha incluyen las ocupaciones de tierra y la formación de contingentes de grupos armados para luchar contra el ejército, la policía y los sabuesos armados utilizados por los terratenientes para proteger sus intereses. Bajo ciertas condiciones estos movimientos en el campo pueden explotar como antesala de movimientos en las ciudades y pueden estimular la confianza de los trabajadores urbanos.

Este proceso se ha visto recientemente en el levantamiento Zapatista en Méjico (milicia radical fundamentalmente rural) y en el movimiento explosivo de los campesinos sin tierra brasileños organizados en el MST (Movimiento Sem Tiera).

Un programa marxista revolucionario apoyaría dichas luchas en el campo y daría los pasos para incorporarlas al movimiento obrero en las ciudades. No obstante, jugarían un papel auxiliar del movimiento en las ciudades.

El Che, influenciado por una combinación de factores, sacó otras conclusiones que subestimaban el papel de la clase obrera. Sus conclusiones se desarrollaron durante un periodo de tiempo y se fueron formando mediante sus observaciones, discusiones y participación en el movimiento cubano. Sus ideas se expresaron de forma más clara en artículos y publicaciones tras la conquista del poder por el Movimiento 26 de Julio en 1959. Una de las explicaciones más completas de su política hay que encontrarlas en su obra Guerra de Guerrillas, que no se publicó hasta 1960.

Una Concepción Diferente

En parte como resultado de su propio trasfondo social y porque no fuese un miembro activo de ninguna organización en el movimiento obrero, el Che nunca participó activamente en las luchas del proletariado propiamente dichas. Aparte de alguna actividad en Guatemala, su única participación activa en la izquierda revolucionaria fue mediante el Movimiento 26 de Julio y la lucha guerrillera en Cuba. Debido a esto, no pudo comprender el potencial y fuerza revolucionaria que los trabajadores poseían como clase.

Las experiencias e ideas políticas a las que se vio expuesto tuvieron inevitablemente un importante impacto en la formulación de sus hipótesis. Era susceptible a estar bajo la influencia de las poderosas tradiciones de las luchas históricas por todo el continente latinoamericano. Las guerras de independencia dirigidas por Simón Bolívar, que incluso planteó la idea de la unificación de todo el continente, la lucha de Sandino en Nicaragua, de Martí en Cuba y de otros durante el siglo XIX, junto a la Revolución Mejicana (1910-18) y los ejércitos campesinos de Zapata y Pancho Villa, todo forma parte de una fuerte tradición en el continente y está grabado en la actitud de los activistas políticos.

Estas luchas se dieron en una época histórica anterior, cuando el proletariado y el movimiento obrero se encontraban sólo en las fases más tempranas de su concepción. Desde ese periodo, la clase obrera se ha desarrollado enormemente por toda la región.

En Cuba, hacia 1953, según Hugh Thomas, sólo el 42% de la población trabajadora estaba empleada en el campo. A finales de los 50 había unas 200.000 familias campesinas y 600.000 jornaleros. En las ciudades se encontraban 400.000 familias del proletariado urbano, de las cuales 200.000 familias estaban empleadas como camareros, sirvientes y vendedores ambulantes. El peso social de la clase obrera cubana era mucho mayor a finales de los '50 que el de la clase obrera rusa en 1917.

Además del peso de la tradición histórica, el Che también estaba influenciado al principio por las ideas expresadas por el peruano Pesce. Pesce articulaba las teorías que él y Maríategui habían empezado a defender durante los años 20. Ellos revisaron el análisis clásico del marxismo sobre el papel de la clase obrera y el campesinado, dándole más importancia a éste último en la revolución socialista. El Che también se sintió atraído por la victoria del ejército campesino de Mao Tse Tung en 1949 y por la lucha de liberación nacional de Vietnam. Sin duda, también estuvo influído por algunos de los escritos de Mao.

Los partidos comunistas latinoamericanos, aunque a nivel formal se adherían a la clase trabajadora en las ciudades, seguían la política de apoyo a los Frentes Populares. Esta política intentaba limitar las luchas de las masas para que no sobrepasaran los intereses del capitalismo. El Che y una amplia capa de la juventud latinoamericana consideraban esta política demasiado "dogmática" y buscaban algo más "radical".

Para el Che, las ideas que defendía constituían un intento de aplicar un análisis "marxista" nuevo a las condiciones específicas de Latinoamérica. Fue incapaz de formular otra alternativa al papel pusilánime de los partidos comunistas que el de defender la lucha guerrillera como fuerza motriz de la revolución por todo el continente.

Debido a esto, la clase dirigente en la revolución era el "campesinado con una ideología proletaria". Tal y como lo expresó en un discurso publicado en junio de 1960 titulado 'Las Responsabilidades de la Clase Obrera en Nuestra Revolución', " ... no es ningún secreto que la fuerza del movimiento revolucionario estuviera principalmente entre los campesinos, y secundariamente entre la clase obrera ... Cuba, como todos los países subdesarrollados, no posee un proletariado poderoso." El Che seguía diciendo en su discurso " ... el obrero a veces se convertía en un individuo privilegiado."

En realidad, la posición "primaria" de los campesinos en la revolución redujo a la clase obrera a jugar el papel auxiliar. Todo lo contrario de lo que el marxismo explica, que la clase obrera es la clase capaz de jugar el papel dirigente en la revolución y de construir el socialismo.

Era cierto que los trabajadores en las ciudades de Cuba en la época disfrutaban de un nivel de vida más elevado que los campesinos en el campo. Detrás de la idea de una clase obrera "privilegiada" subyace la idea de que el potencial revolucionario de cualquier grupo social está sólo determinado por la profundidad de su pobreza. Lo que el Che no entendió fue el papel potencial de la clase obrera debido a su posición como clase. Un factor que contribuyó a que el Che llegara a esas conclusiones era el tímido papel de los dirigentes comunistas.

En su obra Guerra de Guerrillas el Che vuelve a menospreciar el papel potencial que puede jugar la clase obrera. Refiriéndose a las "tres contribuciones" que Cuba ha hecho en la estrategia revolucionaria, el Che argumenta: "La tercera contribución es fundamentalmente de naturaleza estratégica, y es una reprimenda a aquellos que dogmáticamente afirman que la lucha de las masas se centra en los movimientos urbanos, olvidando por completo la inmensa participación de la gente del campo en la vida de todos los países subdesarrollados de Latinoamérica." Continúa argumentando que las condiciones represivas que existen en las ciudades dificultan el movimiento obrero organizado. La situación, continúa, es más fácil en el campo, donde los habitantes pueden ser "apoyados por las guerrillas armadas".

El Che de nuevo no entiende el punto central sobre el papel de los trabajadores como clase para construir el socialismo y reduce la cuestión de la revolución a un tema importante, la logística. El problema radica en cómo se pueden superar las dificultades que encuentra el movimiento en las ciudades. El Che, desgraciadamente. huye de esta cuestión a las montañas donde las guerrillas pueden "apoyar" a los habitantes del lugar.

Teoría Foco

En la misma obra afirma que " ... el lugar para la lucha armada debe ser básicamente el campo". Los centros de guerrilla descansarían sobre el apoyo del campesinado y actuarían para inflamar un movimiento que derrocara los regímenes establecidos -la teoría "foco". Cuando el Che defendía esta tesis, fue desarrollada en una política definida por Regis Debray, el intelectual francés que la generalizó por todo el continente y fuera de sus fronteras. El Che citaba a Debray en 1963 en un artículo titulado 'Construyendo un Partido de la Clase Obrera': "Fuimos del campo a la ciudad, de lo menor a lo mayor, creando el movimiento revolucionario que culminó en La Habana".

Más que guerrillas que "crearan" el movimiento revolucionario, lograron llenar un vacío político y tomar la iniciativa. Esto fue posible debido a la situación objetiva específica que se desarrolló en Cuba. Cuando el Che intentó aplicar sus ideas a otros países de Latinoamérica, terminaron en fracaso.

Los marxistas reconocen que, bajo ciertas condiciones específicas, una lucha guerrillera en el campo donde la clase obrera no está jugando el papel dirigente, puede resultar victoriosa y derrocar al régimen existente.

Sin embargo, sin una clase obrera conscientemente a la cabeza del proceso revolucionario, no será posible establecer un nuevo régimen basado en la democracia obrera que pueda comenzar la tarea de construir el socialismo.

A pesar del enfoque equivocado del Che hacia estas cuestiones, su apoyo a la idea del socialismo habría de tener un profundo efecto en los procesos que se dieron dentro del Movimiento 26 de Julio y en la dirección futura del proceso revolucionario en Cuba.


6.- Granma y el movimiento 26 de julio

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El 2 de diciembre de 1956, ochenta y dos hombres desembarcaron en la costa cubana tras haber partido de México en un desaliñado bote, el Granma. Faltó muy poco para que el viaje y el desembarque fueran un desastre. Un viaje planeado para que durara seis días tardó siete. A veces, la travesía era casi cómica. Cuando alcanzaban la costa cubana, el oficial cayó por la borda.

El desembarque tenía que haber coincidido con un levantamiento armado en la ciudad de Santiago tras el cual 100 insurgentes deberían haber esperado la llegada del Granma con camiones y suministros. Frank Pais, dirigente del Movimiento 26 de Julio en la provincia Oriente, era el encargado de coordinar esto. Más tarde tendría que organizar los suministros para el ejército rebelde utilizando la red urbana clandestina que se construyó, el Llano.
Una vez que el Granma levó anclas, el plan consistía en lanzar un ataque sobre las ciudades de Niquero y Manzanillo antes de antes de partir a la cordillera de Sierra Maestra desde donde Castro pretendía lanzar la verdadera ofensiva contra Batista.
Batista había enviado refuerzos a la provincia de Oriente y aplastó el levantamiento de Santiago mientras que patrullas de fuerza aérea y naval esperaban la llegada de Castro y su grupo. La insurrección comenzó mal y fue incluso a peor.

Los rebeldes desembarcaron a plena luz del día, a tan sólo una milla de su intencionada cita, dejando atrás la mayor parte de los suministros y su grupo de recepción se había marchado la noche antes, tras dos días de espera. Para colmo, fueron descubiertos por un avión de observación militar. El grupo se dividió en dos y vagó perdido durante dos días.

El Che describió más tarde en su diario que se encontraban "desorientados y caminando en círculos, un ejército de sombras, de fantasmas caminando como movidos por algún obscuro mecanismo psíquico." Finalmente se reagruparon y se encaminaron al este, hacia las montañas de Sierra, bajo la guía de un campesino de la localidad. Hicieron frente al primer ataque del ejército cubano durante el cual el Che sufrió una herida superficial en el cuello.

Guerra Extenuante

Esta fue la fase inaugural de una extenuante guerra que habría de durar dos años. Terminó en enero de 1959 tras la huída de Batista del país en vísperas de Año Nuevo. Las fuerzas del Movimiento 26 de Julio marcharon a La Habana donde fueron recibidas con una huelga general de trabajadores. De los ochenta y dos que desembarcaron del Granma sólo unos veinte se reagruparon finalmente en Sierra Maestra. Menos habrían de ver el Año Nuevo de 1959 y el triunfo de la revolución.

¿Cómo fue posible que un grupo tan pequeño emergiera triunfante en dos cortos, aunque sangrientos y turbulentos, años? La respuesta hay que encontrarla en una combinación de factores sociales y políticos. Primero, la desintegración del apoyo social a Batista. Crecía la oposición a la dictadura y el régimen estaba al borde del colapso en 1959. Incluso el ejército comenzaba a sentirse afectado y aumentaba su desmoralización.

A la vez, ninguno de los partidos de la oposición canalizó el enfado de la población. El dócil PSP continuaba en su mayoría desacreditado por su apoyo previo a Batista. El partido aún conservaba una cierta autoridad entre importantes sectores de obreros industriales en las ciudades. Sin embargo, sus dirigentes utilizaron gran parte de esa autoridad para mantener controlado al movimiento obrero.

Como resultado, se había desarrollado en Cuba un vacío político. Castro y sus fuerzas, a pesar de ser relativamente pequeñas, pudieron llenarlo tras una lucha de dos años que dirigieron desde Sierra Maestra. Para finales de 1958 Castro contaba con un ejército de no más de 3.000 hombres incluyendo a un gran número de no combatientes asentados en campamentos.

Si la guerra que se libró entre 1956-58 es considerada meramente desde el punto de vista militar, entonces Castro logró una victoria extraordinaria. El general y escritor prusiano Clausewitz afirmaba que: "La guerra no es simplemente un acto político, sino también un auténtico instrumento político, una continuación del comercio político, un llevar a cabo lo mismo por otros medios." fue la situación política objetiva unido a los factores sociales que se habían desarrollado en Cuba lo que permitió que Castro lograra una victoria tan aplastante en tan sólo dos años.

Para conseguir esta victoria, las cuestiones subjetivas, especialmente el derrumbe de la moral del ejército cubano y la fuerza de voluntad y determinación de los combatientes del Movimiento 26 de Julio jugaron un papel crucial.

Debido al odio que las masas de la población cubana sentían por Batista, las guerrillas pudieron gozar del apoyo que disponían entre los campesinos y la población urbana. No existía ninguna otra fuerza política que se viera llevando a cabo una lucha efectiva o seria contra el régimen.
Este apoyo creció cuando se recrudeció la guerra y la brutalidad del régimen contrastaba cada vez más con el heroísmo de los combatientes de Castro. Además, en la batalla, cuando los soldados de Batista eran hechos prisioneros, a diferencia de los guerrilleros capturados, no eran ejecutados. Se discutía con ellos y luego se les liberaba sin daño. Esas iniciativas tuvieron un profundo efecto en socavar la moral de los soldados del ejército de Batista. Castro no perdió ninguna ocasión en intentar presentarse a sí mismo como un moderno José Martí, como un nuevo liberador de Cuba.

El Che Guevara emergió como uno de los dirigentes políticos y militares con principios. Inicialmente se había alistado como experto médico. Los acontecimientos le llevaron en otra dirección cuando demostró otras destacadas cualidades mientras se encontraba en lo más reñido del combate. Al principio del conflicto todavía cruzó otra línea en la evolución de su propio carácter. Atrapado en un cruce de fuego entre guerrilla y ejército, en milésimas de segundos se vio obligado a elegir entre quedarse con los suministros médicos o una ametralladora y la munición.

Optando por lo último, quedó claro que, a pesar de su experiencia y conocimientos médicos, el Che no estaba destinado a jugar un papel como doctor en medicina.
Con el progreso de la guerra, la autoridad del Che creció a los ojos de sus compañeros de rebelión. Se implicó activamente en las batallas contra el ejército y llevó a cabo misiones bastante arriesgadas en distintas ocasiones. Durante un ataque aéreo, cuando otros rebeldes huyeron, incluido Castro, el Che se quedó para ayudar a los combatientes en apuros. Finalmente fue designado comandante de su propia columna junto al hermano de Castro, Raúl.

La máxima general del Che era dirigir con el ejemplo y nunca pedirles a los que estaban bajo su mando que hicieran lo que él mismo no haría. También rechazó todo tipo de privilegios, aunque pocos había para los que luchaban en Sierra Maestra. Las propias condiciones del Che eran en muchas formas peores que las de los soldados con los que él luchaba. Los efectos atroces de sus ataques de asma en la jungla hubieran retirado del campo de batalla a muchos con menos determinación que él.

Brigada Suicida

La columna de combatientes que dirigía era una de las que poseía más determinación y heroísmo, alentada por el ejemplo audaz y la determinación del Che para lograr una revolución victoriosa.
Estaba armada de valor para continuar la lucha contra lo que a veces parecía un imposible. La 'Brigada Suicida', que se formó en su columna para llevar a cabo misiones especialmente peligrosas, ganó una tremenda reputación por su disciplina y heroísmo.

Esta brigada se convirtió en un modelo al que aspiraban otros combatientes rebeldes. Como el Che resañó en sus diarios de guerra:"La 'Brigada Suicida' fue un ejemplo de moral revolucionaria y sólo voluntarios seleccionados se unían a ella. Pero siempre que un hombre moría -y pasaba en cada batalla- cuando se nombraba a un nuevo candidato, aquellos no escogidos estaban apenados e incluso lloraban. Qué curioso ver a aquellos veteranos y nobles guerreros mostrar su juventud por sus lágrimas de desesperación, por no haber tenido el honor de estar en primera línea de combate y muerte."

Existía otro motivo por el que su columna se encontraba entre la más combativa. El Che comenzó a organizar un programa de educación política para algunos de sus miembros. Sus ideas socialistas comenzaron a enraizar entre muchos de sus guerrilleros y su reputación creció. En medio del conflicto militar siempre se desarrollaba una discusión política dentro del Movimiento 26 de Julio. Esto mostraba una lucha de poder entre el movimiento guerrillero en las montañas y la resistencia clandestina urbana, el Llano. También planteaba la cuestión de qué defendía el Movimiento 26 de Julio. La defensa abierta del Che de las ideas socialistas constituía una voz minoritaria dentro de las polémicas subsiguientes.

El Carácter del Movimiento 26 de Julio

La ideología y programa del Movimiento 26 de Julio reflejaba la composición social de gran parte de su militancia y partidarios. El grueso de los dirigentes procedía de la clase media urbana, y algunos de las capas altas. Aunque el Movimiento sí tenía una capa de clase media baja e incluso había miembros de clase obrera, como se vio reflejado por la composición social de los que participaron en el incidente de Moncada, no constituía una corriente política que saliese de las entrañas de la clase obrera.

Castro había establecido un núcleo interior de dirigentes que se basaban en el comité de dirección que él había fundado en el verano de 1955. Esto reflejaba mucho de lo que era el Movimiento en esa época. La mayoría eran antiguos estudiantes procedentes de las clases media-alta urbana. El Directorado Nacional (del que Castro no era miembro) estaba constituido por ese tipo de gente y era responsable de toda la actividad clandestina en las zonas urbanas, como obtener suministros de armas y comunicaciones etc. Muchos poseían un espíritu de sacrificio personal y habían sido arrestados y torturados por la policía de Batista. Sin embargo, políticamente lo que les unía era la lucha para derrocar a Batista y poco más.

El programa e ideología del Movimiento 26 de Julio reflejaba las vacilaciones y los rasgos amorfos que constituyen el distintivo político de la pequeña burguesía urbana. La mayoría de sus miembros probablemente se conformaban con establecer una democracia parlamentaria capitalista y promulgar un programa democrático radical de reformas.

El Che tenía muchas premoniciones sobre los compañeros de Castro procedentes de los centros urbanos en el Directorado Nacional. "Mediante conversaciones aisladas, descubrí las inclinaciones evidentemente anticomunistas de la mayoría de ellos", escribió en su diario.

Existía un sector más radical al movimiento que en muchas formas Castro representaba. Castro escribió un Llamamiento al Pueblo Cubano muy combativo. En defensa de la proclamación de la guerrilla a quemar la caña de azúcar, escribió: "A aquellos que invocan al sustento de los trabajadores para combatir esta medida, les preguntamos: ¿Por qué no defienden a los trabajadores cuando ... chupan sus salarios, cuando escatiman sus pensiones, cuando les pagan con bonos y les matan de hambre durante ocho meses? ¿Por qué estamos derramando nuestra sangre si no es por los pobres de Cuba? ¿Qué importa un poco de hambre hoy si podemos ganar el pan y la libertad de mañana?"

Aunque desde el punto de vista marxista la idea de pequeños grupos guerrilleros quemando la caña de azúcar e imponiendo la lucha de parte de los trabajadores de la caña en vez de atraerlos a esta lucha es equivocada, los sentimientos radicales detrás de esas declaraciones tuvieron un efecto en los pobres de Cuba.

Sin embargo, el programa que incluso Castro defendía en los primeros momentos de la guerra, si bien es cierto que tenía un carácter social, no traspasaba los límites del capitalismo. Durante los primeros meses de 1957 un corresponsal del New York Times, Herbert Matthews, que también informó sobre la Guerra Civil española, visitó y entrevistó a Castro.

Cuando la entrevista se publicó en febrero cayó como una bomba a nivel internacional y resultó un golpe publicitario para Castro ya que Batista afirmaba que el dirigente guerrillero había muerto en combate. Aparte de ser una propaganda importante para Castro, la entrevista reveló mucho sobre sus ideas políticas en esa época.

Matthews escribió: "Se trata de un movimiento revolucionario que se auto-denomina socialista. También es nacionalista, lo que en general significa anti-yanky. El programa es vago y lleno de generalidades, pero aspira a un nuevo acuerdo para Cuba, radical, democrático y, por lo tanto, anti-comunista. El núcleo real de su fuerza radica en que lucha contra la dictadura militar del presidente Batista ... (Castro) tiene ideas fuertes de libertad, democracia, justicia social, la necesidad de restaurar la Constitución, de convocar elecciones."
Castro le dijo a Matthews, "Puedes estar seguro de que no tenemos ninguna animosidad hacia los Estados Unidos y el pueblo americano ... luchamos por una Cuba democrática y por el fin de la dictadura. No somos anti-militaristas ... porque sabemos que los hombres son buenos y también lo son muchos de los oficiales."

Durante la entrevista Castro logró darle la impresión a Matthews de que contaba con más fuerzas de lo que era el caso. En condiciones de guerra esto era legítimo, porque no había motivo para mostrarle al enemigo Batista la propia debilidad. Matthews informó que ochenta y dos de los que originariamente desembarcaron en el Granma estaban con Castro y que sus fuerzas crecían ya que cada vez se sumaba más gente joven.

De hecho, como relata Hugh Thomas, el hermano de Castro estuvo paseándose enfrente de Matthews con el mismo grupo de hombres vestidos de forma diferente. Castro no contaba con más de dieciocho hombres en el campamento y con una fuerza armada total de veinte hombres.
Probablemente sea exacto concluir que Castro en esa época no tenía una filosofía política definida. Según un testimonio, incluso hacia 1960 Castro aún no apoyaba el "socialismo". El Che, en una conversación con un amigo de Méjico, el doctor David Mitrani, afirmó que él esperaba transformar Cuba en un estado socialista pero que Fidel no estaba aún convencido (ver la biografía de Jon Anderson).

Desde la victoria de la Revolución Cubana se ha afirmado que el derrocamiento del capitalismo fue anticipado por Castro e incluso preparado en colaboración con la burocracia que entonces gobernaba en Moscú. Este análisis sobreestima la claridad política con la que los dirigentes del Movimiento 26 de julio enfocaban la situación en Cuba. También eleva falsamente el papel de la burocracia de Moscú en derrocar el feudalismo y el capitalismo en Cuba.

El proceso de la revolución, junto con una combinación de factores nacionales e internacionales, propulsaron a los protagonistas centrales en estos acontecimientos a una situación política y social que no era el punto de llegada pretendido. Como el Che afirmó en 1960: "Los actores principales de esta revolución no tenían un punto de vista coherente." (Notas para el Estudio de la Ideología de la Revolución Cubana).

El impacto de enormes acontecimientos sociales, especialmente las guerras y la lucha entre diferentes clases de la sociedad, ha afectado la visión política de muchos individuos. El Che Guevara había llegado empíricamente a la guerra de guerrillas en la que estaba ahora inmerso contra la dictadura de Batista. Los efectos de la guerra de guerrillas tuvieron un efecto importante en radicalizar a sus dirigentes principales. Como el Che le escribió a Ernesto Sábato, prominente novelista argentino, en una carta de abril de 1960: "La guerra nos revolucionó ... De esta forma nació nuestra revolución. De esta forma, se crearon sus consignas y, de esta forma, poco a poco, comenzamos a sacar las conclusiones teóricas al calor de estos acontecimientos para crear nuestro propio cuerpo de ideas."

El Che era el más sofisticado políticamente de los luchadores guerrilleros dirigentes, en el sentido de abogar por una ideología alternativa. Desde el punto de vista del análisis marxista, las conclusiones teóricas que eventualmente sacó eran falsas y en muchos aspectos bastante rudimentarias. Sin embargo, el Che ejerció una influencia creciente sobre Castro conforme los acontecimientos y la lucha se desarrollaban. Ambos se vieron impulsados por el ritmo de los acontecimientos y por la situación concreta en la que se encontraban.
A la vez que El Che aspiraba a conquistar la revolución socialista con un carácter internacionalista, carecía de una perspectiva o programa definidos de cómo lograr este objetivo. Según admitió él mismo, las ideas que desarrolló evolucionaron empíricamente, tomando forma más por sus propias experiencias subjetivas que por una apreciación exhaustiva de las lecciones históricas del movimiento obrero internacional.

Una Diferencia de Opinión

Dentro del Movimiento 26 de Julio las cosas no permanecieron políticamente estáticas durante el curso de la guerra civil. Un conflicto emergió entre el Directorado Nacional y la dirección guerrillera en la Sierra. Castro quería poner a su ejército rebelde como dirección fundamental en el movimiento, bajo su control.
Inicialmente esta fricción se mantuvo dentro de límites razonables. Salió a la superficie en un encuentro en 1957, donde alguno de los dirigentes urbanos pidieron que Castro dejara Sierra Maestra para conseguir fondos en una gira de mítines. Junto con otras propuestas, esto indicaba claramente que querían mitigar la importancia de la lucha guerrillera en Sierra Maestra. En esta ocasión Castro ganó y logró también la mayoría contra otras propuestas.

En los meses subsiguientes esta fricción habría de desembocar en una fisura política abierta entre el Llano y los dirigentes guerrilleros. Los últimos, en su mayoría, pensaban que la dirección del Llano era pusilánime, y no sin justificación. En el Directorado Nacional estaban algunos de los sectores más conservadores del Movimiento 26 de Julio.

Sin embargo, un elemento contribuyente en la fricción se hallaba en otro factor político. Los que se comprometen en la lucha guerrillera, no obstante su sacrificio personal, desarrollan un cierto desdén hacia la población urbana. La penuria desesperada que conlleva la lucha en las montañas puede erróneamente hacer que los combatientes rurales desdeñen a las masas de las ciudades considerándolas reticentes a luchar debido a su situación relativamente privilegiada. Esta actitud se refuerza si los combatientes guerrilleros carecen de ideas políticas claras y no están vinculados a un movimiento organizado de trabajadores urbanos con una dirección audaz y políticas socialistas.

Castro ciertamente seguía careciendo de un objetivo político claro en su lucha que fuera más allá de derrocar la dictadura. Lo que sí tenía, no obstante, era la habilidad de descansar de forma oportunista en numerosas fuerzas políticas para fortalecer su propia posición. El 12 de julio de 1957 Castro firmó un pacto con los partidos abiertamente pro-capitalistas Ortodoxo y Auténtico que habían rechazado el reciente intento de Batista de reforzar su régimen convocando elecciones presidenciales a las que él mismo no se presentaría.

El pacto, conocido como 'Pacto de Sierra', limitó al Movimiento 26 de Julio en sus objetivos. A la vez que pedía la dimisión de Batista y rechazaba la junta militar, proponía a un miembro "independiente" de la instituciones civiles para que actuara como presidente transicional y elecciones plenas en doce meses. Su programa económico se limitaba a poco más de una reforma agraria. Incluso era más moderado que el programa original del Movimiento 26 de Julio y pretendía contener la situación política en el marco de los intereses del capitalismo y el imperialismo siempre que Batista cayera.
Sin embargo, reflejado en la firma de este acuerdo, estaba el hecho de que el régimen de Batista perdía crecientemente el apoyo que disfrutaba y crecía la oposición a él. Los combatientes guerrilleros de Castro habían empezado a atraer a un sector de la juventud procedente de los centros urbanos. Algunas protestas estaban teniendo lugar en las ciudades. Se daba un cierto giro en la política del PSP. Aunque aún consideraban la campaña militar de Castro como una aventura, empezó a tener lugar algún contacto entre los guerrilleros y el PSP.
El PSP utilizó estos contactos para intentar persuadir a Castro de que las condiciones no eran las adecuadas para un movimiento armado en Cuba y le instaron a esperar un momento más oportuno. Consecuentemente, las relaciones entre el PSP y Castro eran tirantes pero se mantuvo el contacto.

El 8º Congreso del PSP se realizó en 1957 y en él la dirección anunció que el PSP reconocía "el valor y la sinceridad" de Castro. A la vez, el partido también dejó claro que tenía un "desacuerdo radical con las tácticas y los planes" de Castro. El partido concluyó que el Movimiento 26 de Julio no había tomado todavía una línea suficientemente anti-imperialista. En la jerga del PSP esto significaba que no era suficientemente anti-norteamericano y pro-ruso. El partido llamó a elecciones y a la formación de un "frente popular" que implicara a la "burguesía nacional".

Esta posición no se encontró sin oposición dentro del partido, especialmente del sector juvenil. A la vez que el PSP no jugó un papel importante en el movimiento que se estaba desarrollando, aparte de intentar actuar para contener la influencia de Castro, durante 1958 un creciente número de jóvenes miembros del partido se unieron a los rebeldes en las montañas, especialmente las columnas bajo la dirección del Che y de Raúl Castro.

Entrada del Imperialismo USA

El Imperialismo norteamericano comenzaba evidentemente a preocuparse cada vez más por la situación. En general, su principal inquietud era salvaguardar sus intereses económicos y contener la inestabilidad social. La violencia no favorecía el retorno de las inversiones. Batista fue alentado para "democratizar" y convocar elecciones que serían ganadas por un partido tradicional seguro. La aparición de las fuerzas de Castro y su campaña continuada habían complicado la situación.

Entre 1957 y 1958 se dio una división de opiniones en Washington sobre cómo abordar la situación. El Departamento de Estado, la CIA y el Departamento de Defensa tenían sus propias políticas separadas que no siempre eran compatibles. El Departamento de Defensa y el ejército norteamericano en Cuba, armando y trabajando en conjunción con el BRAC (el Buró anticomunista), querían apoyar a Batista y aplastar el movimiento guerrillero.

A la vez, el Departamento de Estado, aparentemente de acuerdo con la CIA , quería a Batista fuera como la forma más eficaz de controlar la situación. Existen incluso evidencias que sugieren que intentaron colaborar y sobornar al Movimiento 26 de Julio y a Castro en caso de que sí consiguiera derrocar a Batista.

Según Yuri Paporov, oficial de la KGB, el dinero de la CIA fue canalizado hacia el Movimiento 26 de Julio. Esta afirmación ha sido confirmada por Tad Szulc, biógrafo de Castro, que dice que ocurrió entre 1957 y 1958, después de que el 'Pacto de Sierra Maestra' fuese firmado por Castro.
Esta política cambió posteriormente cuando se hizo evidente que no podrían controlar a Castro ni a su movimiento.

A pesar de los esfuerzos aparentes por parte de un sector de la clase dominante de EEUU para tenderle la mano al movimiento de Castro con vistas a abrazar a su ahora renombrado dirigente a nivel internacional, los acontecimientos conspiraron contra esta política. El ímpetu del proceso revolucionario que estaba subyacente, junto con cuestiones de prestigio nacional e interés individual, hicieron que esta tarea fuese inicialmente difícil y no se lograra en última instancia.
La reputación del Che crecía y cada vez más se le conocía por haberse convertido en una importante influencia "comunista" dentro de las fuerzas de la guerrilla. Esto incrementó la tensión entre los "anticomunistas" más pronunciados dentro del Movimiento 26 de Julio, especialmente los sectores de la dirección del Llano, y el Che. Estableció su propia línea de suministros para sus fuerzas excluyendo a la dirección local del Llano en la provincia Oriente, que estaba encabezada por un miembro del Directorado, Daniel. Las acciones del Che debilitaron la autoridad de la dirección de Daniel y provocó un choque. La dirección del Llano apeló a Castro para que sirviera de árbitro.

Tras esta disputa había una cuestión política más amplia relacionada con la creciente desconfianza existente entre el Che y la dirección del Llano. Las cosas alcanzaron su clímax cuando se planteó una iniciativa política innovadora. Hubo un intento de formar un gobierno "revolucionario" de coalición en el exilio que estaría dominado por el Movimiento 26 de Julio junto con los Auténticos, dirigido por Pío. Según Hart, el dirigente del Llano implicado en las negociaciones, las discusiones habían incluido a alguna gente "cercana a la Embajada norteamericana".

Miami versus Sierra

EE.UU., al no tener certeza de que Batista pudiera mantenerse, intentó agrupar a una coalición de fuerzas anti-Batista en la que esperaba incluir a un Movimiento 26 de Julio "controlado". Se convocó un encuentro en Miami al que Castro llevó una delegación. El 1 de noviembre se formó la "Junta de Liberación Cubana" y se firmó el Pacto de Miami.
Felipe Pazos había actuado como dirigente oficial del Movimiento 26 de Julio en la delegación. Lo hizo sin el consentimiento de Castro, que correctamente lo vio como una tentativa de ponerle en un segundo plano. El Pacto acordado significaba un intento claro de asegurar el más moderado de los regímenes posibles en caso de que cayera Batista.

Este Pacto no incluía nada que se opusiera a la intervención extranjera, no decía nada contra la idea de establecer una junta militar para reemplazar a Batista y exhortaba la incorporación de las fuerzas guerrilleras de Castro en el ejército cubano. En realidad, se trataba de una propuesta para preparar un gobierno post-Batista domesticado y disolver las fuerzas guerrilleras.
Cuando la noticia del acuerdo llegó a Sierra Maestra provocó la indignación. Raúl Castro exigió que los representantes del Movimiento 26 de Julio fuesen fusilados. Fidel Castro no respondió de forma inmediata. El Che reaccionó con ira ya que vinculó la aceptación del Pacto de Miami por los representantes del Directorado con sus propios conflictos con ellos sobre temas militares; los acusó de "sabotaje".

El Che había participado en acciones militares en esa época. Se vio obligado a retroceder a un lugar llamado El Hombrito y fue herido posteriormente en Altos de Conrado. Estos dos golpes los relacionaron con que el Directorado no les envió suministros. Por tanto, emitió un ultimátum en una carta que le envió a Castro el 9 de diciembre. El Che exigió que se le permitiera tomar una acción firme contra el Directorado o dimitiría.

La respuesta de Castro determinaría no sólo sus relaciones con el Che sino que también afectaría al destino de la campaña guerrillera. Castro estaba bajo presión de los que luchaban en las montañas y también fue amenazado implícitamente por Pazos, que preparaba una intentona para hacerse no sólo con la dirección del Movimiento 26 de Julio sino también con la presidencia de la Cuba post-Batista.

Castro se movió con firmeza contra el Directorado y el Pacto de Miami. "La dirección de la lucha contra la tiranía está, y continuará estando, en Cuba y en manos de los luchadores revolucionarios." El Directorado Nacional fue acusado de mostrar "patriotismo sin entusiasmo y cobardía". Para intentar descabezar la intentona de Pazos por una futura presidencia hizo su propia nominación (un viejo jurista llamado Manuel Urruitia) para que dirigiera un gobierno de transición.

La recién creada Junta colapsó, Pazos dimitió del Movimiento y el nuevo dirigente del Directorado, Chomón, atacó a Castro por sus acciones. Castro con sus acciones estaba dejando claro que él y sus fuerzas eran la dirección alternativa dominante a Batista. Para consolidar su posición, tuvo que apoyarse en el Che y en el "ala izquierda" del Movimiento 26 de Julio para oponerse al Directorado "derechista".

Una ruptura total con el Directorado habría de tener lugar en los meses siguientes, impulsada por el proceso de los acontecimientos y la revolución. El Che había jugado un importante papel en el resultado de este cruce de caminos en la evolución política de Castro, el Movimiento 26 de Julio y la revolución.

El Che escribió a Daniel defendiendo su "marxismo", atacando al "Directorado derechista" por permitir que el Pacto de Miami " jodiera" al Movimiento, y elogiando a Castro como "un auténtico líder de la burguesía izquierdista". Incluso en este periodo el Che evidentemente no veía a Castro como un defensor ardiente del socialismo sino como un representante de la burguesía radical.

Daniel respondió expresando dudas sobre el Pacto de Miami pero exhortando al Movimiento 26 de Julio a que decidiera qué camino tenía intención de tomar y que se preguntara adónde se dirigía. Este intercambio era eco de una furiosa lucha ideológica que tenía lugar dentro de las fuerzas anti-Batista, incluyendo al Movimiento 26 de Julio.

Conforme la crisis se intensificaba, la pequeña burguesía vacilante agrupada en este movimiento se dividía cada vez más en campos separados y opuestos.
Por un lado, la dirección derechista del Directorado estaba cada vez más bajo la influencia del imperialismo norteamericano y sus intentos para lograr el resultado más favorable para sí mismo.

Por otro lado, un sector más combativo se estaba radicalizando cada vez más a la izquierda debido a la combinación de los efectos de la guerra, el proceso de la revolución y la necesidad de defender sus propios intereses y aspiraciones. Castro estaba ahora firmemente afianzado como el dirigente de este sector, (el Jefe Máximo, como se le llegó a conocer).

Dentro de este proceso el Che era el más políticamente consciente en su apoyo a un socialismo internacional. Aunque carecía de la claridad de ideas y programa necesario para lograr este objetivo, el choque con el Directorado indicaba que probablemente influía cada vez más sobre Castro en momentos críticos y le "ayudaba" a tomar uno o más pasos hacia una dirección de izquierdas.

Para marzo de 1958 la situación en el campo de Batista estaba empeorando. Con dificultades en todos los frentes, el aparato del estado comenzaba a agrietarse en torno a él. En un movimiento sin precedentes, un magistrado de La Habana acordó procesar al coronel de la policía y Jefe de la Inteligencia Naval, Laurent, por el asesinato de cuatro jóvenes. Todos los colegios fueron cerrados y 75.000 estudiantes se pusieron en huelga. Batista suspendió todos los derechos civiles e impuso la censura de prensa y radio.

La Huelga General: un Golpe

Hubo mucha especulación y discusión entre las fuerzas anti-Batista sobre la convocatoria de una huelga general. A pesar de haber organizado grupos de partidarios en las ciudades, la base organizada del Movimiento 26 de Julio entre la clase obrera era débil. La principal fuerza política estructurada y coherente entre los trabajadores industriales era el PSP.
La dirección del Llano se negó a implicar al PSP en sus planes para la huelga general. Formalmente el PSP apoyaba la idea de una huelga general aunque sus dirigentes no hicieron nada para prepararla y actuaron contra el Movimiento 26 de Julio. La dirección de la federación sindical oficial, la COC (Confederación Obrera Cubana) estaba corrupta y desacreditada por sus relaciones con Batista. A pesar de estar enormemente influenciada por el PSP, no refrendó ni movilizó para la huelga. La dirección del Llano emitió un comunicado a favor de la huelga general el 9 de abril.
La huelga se hizo sin ninguna preparación entre los obreros y sin planes o estrategia concretos para dirigirla. Incluso no se establecieron comités de huelga clandestinos de activistas y conocidos luchadores en los centros de trabajo para preparar la huelga.

Una huelga general puede surgir, cobrar forma y jugar uno de dos papeles para el movimiento obrero. Si las condiciones sociales y políticas son adecuadas, la huelga puede desafiar directamente al régimen gobernante y a la clase dominante de la sociedad. Como resultado, puede plantear la cuestión de qué clase debe gobernar la sociedad (la capitalista y los terratenientes o la clase obrera con el apoyo de otros sectores sociales explotados).
Con una dirección marxista con visión de futuro, ese conflicto social puede desembocar en una situación revolucionaria y en la victoria para el proletariado. Esta situación generalmente surge cuando: la clase gobernante está dividida y escindida, las clases intermedias (la clase media urbana y sectores del campesinado) vacilan políticamente y buscan una alternativa, y la clase obrera está dispuesta a luchar para tomar las riendas del gobierno de la sociedad con una dirección revolucionaria que ha sido puesta a prueba a su cabeza.

En otras situaciones, donde la clase trabajadora es más nueva, demasiado débil o carece de experiencia, confianza y conciencia en sí misma como clase, una huelga general puede jugar un papel diferente. Bajo estas condiciones, aunque los elementos antes descritos puedan existir, no están lo suficientemente maduros como para en realidad permitir que la cuestión de qué clase ha de gobernar la sociedad se plantee de forma inmediata. Una huelga bajo estas condiciones puede jugar un papel importante para que la clase trabajadora gane experiencia, construya sus organizaciones y adquiera mayor conciencia y confianza en sí misma como clase.

El 9 de abril de 1958 no surgió ninguna de estas dos situaciones. La huelga total no se materializó y fue un completo fracaso. En La Habana, el puerto funcionó junto con el sistema de transporte y la mayoría de las tiendas y las fábricas permanecieron abiertas. La huelga fue impuesta pasando por encima de los trabajadores y fue ignorada por ellos. La afiliación del Comité de Huelga de La Habana ilustra la ausencia de participación de los trabajadores. Aparte de dos miembros del Directorado Nacional del Movimiento 26 de Julio, participó un ingeniero superior, un periodista del Partido Ortodoxo, el dirigente de las iglesias evangélicas cubanas y un médico filantrópico.
Castro había respaldado la huelga pero criticó a la dirección del Llano por excluir al PSP antes. El PSP, con alguna justificación, culpó del fracaso del 9 de abril al "llamamiento unilateral" del Movimiento 26 de Julio a una huelga general.

El sentido de seguridad del régimen de Batista creció de forma temporal y falsa debido al fracaso de la huelga. Dentro del Movimiento 26 de Julio esto tuvo repercusiones más profundas. La fricción entre el Llano y Sierra se disparó cuando Castro utilizó el prestigio debilitado de la dirección urbana para su propio beneficio.
No fue revelado hasta años después el significado pleno de estos acontecimientos. El Che escribió un artículo en 1964 titulado Un Encuentro Decisivo para Verde Olivo, la revista del ejército post-Batista. Aquí las consecuencias de los acontecimientos que rodearon a la 'huelga' de abril se pusieron de manifiesto.

Un encuentro tuvo lugar el 3 de mayo de 1958 en el que estalló una lucha abierta entre los partidarios del Llano y Castro. De este encuentro Castro fue nombrado por primera vez Secretario General del Movimiento 26 de Julio. Esto sirvió para consolidar la posición de Castro como dirigente del movimiento. Como el Che comentó en su artículo: "En este encuentro se tomaron decisiones que confirmaron la autoridad moral de Fidel, su talla indiscutible..." Continuaba el artículo: "...el prestigio y la autoridad de Fidel se consolidaron, y fue nombrado comandante en jefe de todas las fuerzas, incluidas las milicias - que hasta entonces habían estado bajo la dirección del Llano..."

Políticamente la derrota de la huelga reforzó el escepticismo que Sierra tenía sobre las perspectivas de un movimiento en las ciudades. Esto se reflejó en la lucha que tuvo lugar en el encuentro sostenido el 3 de mayo. El papel prominente de la lucha guerrillera en las montañas fue confirmado tras el acalorado debate que tuvo lugar. El Che escribió : "Pero lo que es más importante, el encuentro discutió y pasó juicio a dos conceptos que habían chocado el uno contra el otro en todo el periodo previo de la dirección de la guerra. El concepto de guerrilla emergería triunfante de aquel encuentro."
Continuaba: "Acabamos con varias ilusiones ingenuas sobre intentos de huelgas generales revolucionarias cuando la situación no había madurado lo suficiente como para provocar tal explosión, y sin haber sentado el trabajo de base necesario... habíamos considerado posible que las fuerzas del Movimiento fracasarían al intentar una huelga general revolucionaria..."

El Che califica sus conclusiones sobre la huelga general revolucionaria con referencias a temas objetivos y subjetivos centrales de "trabajo de base" y condiciones que no estaban lo suficientemente "maduras". Estas son cuestiones decisivas pero son axiomáticas para los marxistas y se centran en una estimación de la balanza existente de las fuerzas entre las clases.
La consideración del Che de la huelga general como una "ilusión ingenua" y su contraposición con el "concepto de guerrilla" revela cómo él y la dirección de Sierra no buscaban la participación consciente y activa de las masas, especialmente del proletariado, en la revolución. Esto no era simplemente una cuestión de un artículo sino un enfoque que estaba contenido en su método.
Si el "trabajo de base" para una huelga general no hubiese sido preparado, la misión de los marxistas sería prepararlo. Si las condiciones objetivas no están "suficientemente maduras", entonces los marxistas paciente, pero energéticamente, deben participar en las luchas de los trabajadores y dirigir la propaganda y la agitación para ayudarlos.

No existe ninguna valoración de la derrota de la huelga general desde un punto de vista marxista por parte de la dirección del Llano. Sus dirigentes no apoyaban el socialismo y, mucho menos, el marxismo revolucionario con su método de lucha que aspira a asegurar que la clase trabajadora gobierne la sociedad.

El fracaso de la huelga general de abril reflejó una cierta parálisis de la clase trabajadora en las ciudades, debido principalmente a la ausencia de una dirección capaz de ofrecer una salida. El Movimiento 26 de Julio, a la vez que disfrutaba de enorme simpatía por su lucha anti-Batista, no estaba enraizado entre el proletariado y no podía ganar su confianza debido a su vago programa democrático radical.

El programa del Movimiento 26 de Julio del Llano aún reflejaba las aspiraciones de la pequeña burguesía radical más que las de la clase trabajadora, a pesar de su llamamiento a la acción contra el régimen. No obstante, esto meramente expandía el vacío que existía en la sociedad cubana. El fracaso de la huelga general no medía el apoyo que disfrutaba Batista. Era la medida de la ausencia de una dirección en el seno del movimiento obrero.
El ejército guerrillero de Castro se percibía como más combativo y radical. Mediante su lucha militar heroica y su postura aparentemente intransigente contra el régimen y el imperialismo norteamericano fue capaz de llenar crecientemente el vacío existente.

Los Últimos Meses de Batista

Batista, alentado por la derrota de la huelga de abril, montó una ofensiva militar contra los rebeldes en mayo. Su confianza subió evidentemente tras los acontecimientos de abril. Sin embargo, ésta eventualmente colapsó dado el bajo estado de moral dentro de sus fuerzas. Para julio se dio un cambio definitivo. Cada vez más sectores del ejército de Batista, incluyendo los oficiales, se pasaron al lado de los rebeldes.

En los meses finales de 1958 los rebeldes lograron un éxito tras otro en el campo de batalla. Otros grupos de oposición políticos y militares se aunaron a las fuerzas de Castro. El Che dirigió su propia columna y encabezó una ofensiva fundamental contra la cuarta ciudad más grande de Cuba, Santa Clara, que era la principal línea de defensa de Batista. La batalla fue crucial y duró unos tres días durante los cuales el Che jugó un papel bastante heroico, con sus fuerzas por un momento tomando control de un tren blindado. Los rebeldes del Che hicieron un llamamiento a las armas cuando sectores de la población de la ciudad tomaron las calles con cócteles molotov y lucharon contra el ejército.

Conforme los rebeldes fortalecían su posición, en los EE.UU. tanto la CIA como el Departamento de Estado habían cambiado su anterior actitud y ahora consideraban que las fuerzas de Castro eran demasiado "poco fiables" como para hacer negocios con ellos. Casi rindiéndose a la situación hubo un intento final de conjuntar un plan para reemplazar a Batista, pero no llegó a nada debido a una combinación de traición y de dinámica de la revolución que estaba subyacente.

Con su régimen en un estado de desintegración, Batista huyó del país el día de Año Nuevo de 1959 a bordo de un jet de las fuerzas aéreas. La noche del 1 al 2 de enero el Che llegó a La Habana mientras Castro tomaba control de Santiago. El 2 de enero, cuando Radio Rebelde informaba de la caída de Batista, el Movimiento 26 de Julio hizo un llamamiento a una huelga general para marcar el fin del viejo régimen. En esta ocasión la huelga fue sólida.

Los rebeldes habían ganado y llegaron a la capital con un recibimiento calurosísimo de la población que había tomado las calles. La odiada dictadura de Batista había caído. La revolución estaba preparada para continuar. Sus repercusiones habrían de sentirse por todo el planeta.


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